Después de que, el pasado mes de marzo, se produjera un deslizamiento en el talud existente en la margen derecha, sentido Almería, de la autovía, en el punto kilométrico 354+300
Debido a la magnitud del mismo, las dos calzadas de la autovía fueron sepultadas bajo la tierra, especialmente la calzada sentido Almería. El talud quedó en una situación muy inestable, presentando importantes fracturas, lo que provocó que existiese una alta probabilidad de que se produjesen nuevos desprendimientos sobre la autovía, según ha informado el Mitma este miércoles en una nota de prensa.
Debido a ello, se procedió al corte total de la autovía A-7 entre los enlaces de Calahonda-Carchuna y Castell de Ferro, y se desvío el tráfico por la carretera N-340. Los trabajos para recuperar la vialidad de la autovía comenzaron inmediatamente y desde entonces se ha trabajado «de forma prácticamente ininterrumpida» en la zona con objeto de «asegurar la estabilidad del talud y así evitar que se produzcan nuevos desprendimientos sobre la autovía». Fruto del trabajo realizado con fecha 26 de abril de 2021, se abrió al tráfico la calzada izquierda de la autovía.
Finalizados los trabajos de movimiento de tierras del talud derecho y reparados los daños producidos en el firme, en los elementos de drenaje y en los sistemas de contención, es posible abrir al tráfico un carril de la calzada derecha (sentido Almería), mientras se continúa con los trabajos finales de estabilización tales como fijación de malla triple torsión, red de cables anclada, revestimiento de bermas y cunetas.
