La Tribuna del Paseo | “¿Seremos los millennials la generación perdida de la Semana Santa?”


Que la Semana Santa es cíclica es un mantra repetido hasta la saciedad. Y es verdad. A los jóvenes de hoy nos ha tocado vivir la época de moda, pero a nuestros abuelos les tocó la época decadente. De aquella generación, un grupo de sexitanos dio un paso al frente a finales de los 60 y principios de los 70 para que nuestra Semana Santa despertara y no durmiera el sueño de los justos

Aquellos hombres y mujeres curtidos en la crisis cofrade, convivieron en las décadas de los 80 y 90 con los jóvenes impetuosos que vinieron a convertir nuestra Semana Santa en un auténtico fenómeno de masas, llenando hasta la campana unos tronos gigantescos que, creo, no volveremos a ver. Algunos se vendieron y otros se desguazaron, yo conozco uno que se convirtió en pérgola para la terraza de un cortijo.

De estos temas ya hemos hablado en esta Tribuna del Paseo (un paseo que nos regalará una renovada estampa cofrade este Jueves Santo, para disfrute de los nostálgicos y admiración de los noveles), así que volvamos al S.XXI. 

Desde que los cofrades volvimos a la calle tras la pandemia (¡cofrades a la calle!), vengo advirtiendo un fenómeno que estoy constatando mediante la técnica de la observación participante. Esto va a ser una investigación científica en toda regla.

El objeto de estudio es el siguiente: estamos volviendo a captar la atención de los jóvenes y lo estamos haciendo con gente muy mozuela, en una franja de edad que oscila entre los 14 y los 23 años. Otra generación de jóvenes menos jóvenes, entre los 24 y los 30 años, parece ser minoritaria si la comparamos con la anterior y con la de los adultos.

Son varios los tronos que recientemente han ampliado sus varales haciéndolos telescópicos y casi todas las Cofradías cuentan con un nutrido Cuerpo de Acólitos y sección infantil. Aunque para mí, la prueba irrefutable llegó el “Día de la Virgen” del 2023, primer 15 de agosto de muchos en que el trono de Ntra. Sra. de la Antigua Coronada iba completo y hasta llevaba relevos. ¡Gran parte de ese éxito lo tienen dos hermanos de 16 años! Juan y Marcos Najarro.

Al principio lo achaqué a una mera sensación mía, pero el pasado 16 de febrero, durante la II Tertulia de Jóvenes Cofrades “La Semana Santa del futuro”, corroboré mi propia opinión al hacer un recuento de los asistentes: de mi época, además de un servidor, mi fiel amiga Verónica, mi nuevo amigo Álvaro y la siempre trabajadora por su pueblo Marta. De la generación más adulta, los padres de los tertulianos (Raquel Juárez, Samuel Matías, Sergio Muñoz y Juan Najarro). El grueso de la treintena de asistentes pertenecía a esta nueva generación de cofrades que viene pisando fuerte.

¿Qué ha pasado con mi generación? ¿Seremos los millennials de última hora la generación perdida de la Semana Santa de nuestra época?

Puede que nuestros padres no nos hayan inculcado la Semana Santa como sí lo hicieron nuestros abuelos con ellos. Puede que, al ver unos tronos gigantescos llenos, pensaran que ya estaba todo hecho, que la Semana Santa se había salvado definitivamente y ya no moriría, ni siquiera de éxito, así que no existió una preocupación por hacer nuevos hermanos, éstos llegarían solos. La Semana Santa estaba de moda.

O puede que sí haya jóvenes de mi edad, pero que no los veamos. Hablemos claro: ha habido una mentalidad muy extendida (que sigue implantada en algunos casos) de reducir la Cofradía al trono, así que esos jóvenes intermedios estarían bajo los tronos y pasos, creyendo que no hay más lugar para ellos que ese, ya que nunca se les ha ofrecido un lugar como acólito o una túnica de penitente. Sería una cuestión de roles adquiridos: las mujeres, de mantilla; los niños, de monaguillos; y los jóvenes intermedios, al trono. 

También puede que les guste igual la Semana Santa, pero se hayan desmotivado para participar. Una frase que suelo escuchar cuando hablo con gente de mi edad es: “yo antes salía…” ¿antes? ¿antes cuándo? ¡Parece que me hablan del siglo pasado! Y ese antes es cinco o seis años atrás. En muchas ocasiones, la juventud, emparejada con la creatividad, el dinamismo, la apertura, la innovación… se ha chocado contra el muro de “esto es así porque así se ha hecho siempre”, y el lugar que se le dio en el seno de la Hermandad fue la limpieza de enseres y representar. Los coñazos que nadie quiere.

Estos millennials cofrades no destacarán por su cantidad, pero es innegable que han trabajado por dos, a veces luchando contra viento y marea, y eso tiene su mérito. A todos los jóvenes que tenéis entre 24 y 30 años, los que salís y los que salíais, los que estáis en Juntas de Gobierno o lleváis un trono… 

Si os gusta la Semana Santa, no la dejéis pasar como algo que no tiene que ver con vosotros. Porque en la Almuñécar del futuro, la responsabilidad de la Semana Santa recaerá directamente sobre vuestros hombros (o vuestro costal). Como le dijo el Cabeza al Culebra en “El mundo es nuestro”: ¡Nosotros somos jóvenes, tenemos el mundo en nuestras manos!

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