Con Marguerite Annie Johnson, más conocida como Maya Angelou, que nació en San Luis, Misuri (Estados unidos) el 4 de abril de 1928 y falleció en Winston-Salem en Carolina del Norte (Estados Unidos) el 28 de mayo de 2014, abrimos este anecdotario ochenta y dos
¿Y por qué con ella? Porque fue una escritora, poeta, cantante, activista por los derechos civiles estadounidense y recibió docenas de premios, más de cincuenta títulos honoríficos y un reconocimiento internacional.
Su famoso poema “Yo sé por qué canta el pájaro enjaulado”, es un notable ejemplo;
pero las cuatro citas, que resalto más abajo, son modélicas en cuanto a superación y motivación, frases inspiradoras de dominio personal o palabras que te hacen conseguir ese impulso que conlleva un acicate extra que nos hace superar críticos instantes o arduas adversidades.
Todo sea por abatir o descabezar debilidades o apear precarios estados anímicos. Si hacemos planes y nos trazamos objetivos, no podemos ni debemos prescindir de ese empuje que nos lleve a allanar los escollos con los que nos topamos a diario.
“Haz lo mejor que puedas hasta que sepas hacerlo mejor. Luego, cuando lo sepas mejor, hazlo mejor”.
“Trata de ser un arco iris en la nube de alguien”.
“He aprendido que cada vez que decido algo con el corazón abierto, generalmente tomo la decisión correcta”.
“Cuando aprendes, enseñas, cuando tienes, das”.
¿A qué son edificantes y destacan por su simplicidad y carga emotiva?
Cuando el poeta del realismo español Ramón María de las Mercedes de Campoamor y Campoosorio (Navia, Principado de Asturias, 1817 – Madrid, 1901) popularizó su:
“En este mundo traidor / nada es verdad ni mentira; / todo es según el color / del cristal con que se mira”.
Su amigo, el poeta y escritor modernista Joaquín Alcaide de Zafra (Sevilla, 1871 – Madrid, 1946) hizo una glosa que, cuando la leyó Campoamor, no le hizo la menor gracia y decía así:
“Pues si en un mundo traidor / nada es verdad ni es mentira; / tampoco lo es el color/ del cristal con que se mira”.
En su biografía, la inmensa actriz sueca, ganadora de tres premios Óscar, Ingrid Bergman (1915 – 1982), hablando de la que para muchos es la mejor película de la historia del cine, “Casablanca”, dijo, con la modestia que muchas podrían imitar:
“En la película mi rostro, con frecuencia, no ofrecía expresión alguna. El público ponía en él lo que creía que yo debía expresar”.
Actuaba en Barcelona el tenor navarro Sebastián Julián Gayarre Garjón, artísticamente conocido como Julián Gallarde (1844 – 1890) y considerado el mejor de su época. Una tarde, paseando por las Ramblas, vio a un indigente ciego que se desgañitaba intentando cantar una romanza, mientras su violín interpretaba la melodía. Se puso a su lado y le dijo el insigne cantante:
“Usted toque, yo canto”.
Lo hizo y, en unos minutos, el pobre invidente recibió más dinero que en muchos años.
Durante una gira por los Estados Unidos, la gran actriz francesa, de teatro y cine, Sarah Bernhardt, de nombre Rosine (1844 – 1923), concedió una entrevista a un joven periodista llamado Sam Davis, que se presentó como redactor del ‘Appeal’ de Nevada, y corresponsal del ‘Examiner’, de San Francisco.
Como el chico le cayó bien, la gran artista, al despedirse, le dio sendos besos en cada mejilla, diciéndole:
“El de la mejilla derecha es para el Appeal; el de la izquierda, para el Examiner”.
Apenas terminó ella de hablar, exclamó el columnista:
“Olvidé decirle, señora, que también soy corresponsal de la Associated Press que representa a más de mil periódicos en todo el país…”.
Obviamente, se desconoce como terminó el diálogo… en cuanto a ósculos se refiere.
Cuando el mayestático Albert Einstein (1879 – 1955) enseñaba en Princeton (Nueva Jersey, Estados Unidos), una niñita de ocho años, vecina del sabio, lo visitaba todas las tardes, diciendo muy orgullosa a sus amigas que era amiga del enunciador de la ‘teoría de la relatividad’.
La madre de la jovencita fue un día a disculparse, convencida de que nada podía encontrar de agradable el científico en las conversaciones con la pequeña, pero nuestro erudito personaje de inmediato la sacó de su error:
“Nada de eso señora. Los dos nos beneficiamos mucho con esta amistad. A su hija le encanta que yo le haga los deberes de matemáticas, y a mí me encantan los caramelos que me paga por el trabajo”.
Como ‘curiosidad curiosa’ decir que el sapiente físico nació el mismo año en el que se fundó el Partido Socialista Obrero Español… el de antes… ¡no el de ahora!
Y cerramos, volviendo al comienzo, con esa extraordinaria mujer que fue capaz de escribir:
“Al igual que las lunas y los soles, con la certeza de las mareas, al igual que las esperanzas que brotan en lo alto, así me levantaré” … ¡al menos hay que intentarlo!
Juan de León Aznar… una vez pasado el ecuador de este octubre’2025
