La Columna de Don Juan León | “Si me dicen que la curiosidad mató al gato, digo que el gato murió noblemente”


La curiosidad es algo innato en las personas, ya que adquirimos conocimientos novedosos por mor de una enigmática fuerza o motivación, que nos conduce a explorar o a aplicarnos más para alcanzar una vida plena y feliz, de saber más de nosotros mismos o de conocer cosas del mundo en el que habitamos.

     Dentro de la Historia existen otras ‘historias’ o ‘curiosidades curiosas’ como a mí me gusta llamarlas. Suelen ser relatos cortos de hechos inimaginables, por poco conocidos, pero que son relevantes y atractivos, ya sea por la trama como por sus protagonistas. En definitiva, tratamos de sucesos verdaderos o ficticios, que intentan elevar el interés del lector.

     Que la curiosidad es la base del aprendizaje se refleja en una cita del inglés Arnold Edinborough (1922 – 2006): “La curiosidad es la base misma de la educación, y si me dicen que la curiosidad mató al gato, digo solamente que el gato murió noblemente”.

     Y apostilla el celebérrimo Albert Einstein (1879 – 1955): “No tengo talentos especiales, pero sí soy profundamente curioso”.

     Y con una de éstas, que espero y deseo sea de su agrado, arrancamos el anecdotario cincuenta y cuatro. ¿Qué cómo la titulamos? “Crónica bizantina”

     Miguel III, ‘el Beodo’ (840 – asesinado en Constantinopla en 867), emperador de Bizancio o del Imperio romano de Oriente desde su nacimiento, y tercero y último de la Dinastía Amoriana o Frigia, ordenó a su corregente Basilio I, ‘el Macedonio o el Grande’ (811 – 886), casado con una campesina, que contrajera matrimonio con Eudoxia Ingerina, la amante del emperador. La mujer de Miguel era otra Eudoxia, pero ésta se llamaba Decapolitisa.

     El propósito de Miguel no era desprenderse de su querida sino conservarla, así es que, tras la boda, impuso como condición que Ingerina continuara sus ‘obligaciones’.   

     Pero, había que ‘compensar’ a Basilio y le entregó a su hermana Tecla, que pasó a ser la amante del esposo de la amante del soberano. ¡Todo quedaba en familia!

     ¿Y la familia en cuestión tuvo hijos o, mejor dicho, los tuvo Ingerina? ¿De quién? ¿De Basilio o de Miguel? ¿Del marido o del amante? Uno de los hijos fue el futuro León VI, ’el Sabio o el Filósofo’ (866 – 912), que no supo jamás quién fue su padre y falleció después de una azarosa vida. 

     ¿Complicamos la historia?

     Basilio asesinó a Miguel y se proclamó emperador. De Ingerina, su esposa, tuvo un hijo, Alejandro III (870 – 913), que lógicamente era suyo porque el amante había fallecido y que fue co-emperador junto a León. Al morir éste le sucedió Alejandro como emperador y regente de Constantino VII Porfirogéneta (905 – 959), que era menor de edad. Tras un breve reinado de un año y en su lecho de muerte, nombró emperador a su sobrino Constantino.

     El término ‘porfirogéneta’ significa ‘nacido en la púrpura’ y era un título honorífico que se daba al hijo o hija del emperador reinante del imperio bizantino y hace referencia a la sala del palacio en la que ocurrían los partos, recubierta de pórfido púrpura (roca ígnea, concretamente filoniana).

     Pero esta apasionante historia nos lleva de nuevo a León, quién promulgó una ley que dificultaba las segundas nupcias a los viudos e incluso las prohibía en algún caso y fustigó a aquéllos que ‘en vez de bañarse en las puras aguas del matrimonio se regodean en el fango del libertinaje’.

    Contra los viudos escribió: “Incluso las bestias, o por lo menos muchas de ellas, se resignan a la viudez después de haber perdido a su hembra. ¿Qué se debe pensar, pues, de estas gentes que, sin pudor de su propia flaqueza, deciden contraer un segundo matrimonio impuro y que aún osan contraer un tercero o un cuarto?”.

     Pero León, siendo niño, se había casado con Teófano II (‘aparición de Dios’) por imposición de Basilio. La pobre mujer era estéril y una santa, ya que fue canonizada. El emperador se buscó una amante a los dieciséis años, cuestión ésta nada difícil, que respondía al nombre de Zoe Zautzina y se trataba de una preciosa muchacha. Teófano, celosa y escandalizada, se quejó a Basilio, y éste, que detestaba a León y tenía fundadas dudas sobre su paternidad casó a Zoe con un alto funcionario y lo destinó lejos de Bizancio.

     Muerto Basilio, León la llamó a su lado y la separó de su marido. Mientras, a los veintinueve años moría Teófano en olor de santidad. Y ya que tenemos al personaje, viudo, ¿se acordó de sus leyes y sus ideas sobre la viudez? Como el marido de Zoe murió, oportunamente, quiso casarse con ella, el clero se opuso e invocó las leyes, pero desterró a su confesor a un convento para que aprendiera a callar y se casó con ella. Este segundo matrimonio también resultó infecundo y al morir su esposa dos años después, quedó viudo en segundas nupcias. ¿Osaría intentarlo por tercera vez?

     Pues sí, quería un heredero y en contra de la opinión de la Iglesia, que consideraba indigno que un Basileus o emperador bizantino se desposara por tercera vez, lo hizo con otra Eudoxia. Ésta se llamaba Eudoxia Bayana, que falleció un año más tarde al dar a luz un hijo que también murió.

     Parece que a la tercera iba a ser la vencida. ¡Pues no! Buscó una amante, muy bella de negros ojos que también se llamaba Zoe, que tan lista como hermosa consiguió que León se casara por cuarta vez. La conocían por Karbonopsina y tuvieron el deseado hijo, el anteriormente citado Constantino. León falleció por enfermedad a los 46 años. 

     Sinceramente, ¿no creen que un ‘curioso’ director podría llevar a la gran pantalla este argumento, acompañado de un elenco de buenos actores y con el boato de la peculiar suntuosidad oriental?

     Y otra ‘curiosidad curiosa’. Nuestro personaje tiene por nombre mi apellido y nació un 19 de septiembre … ¡el día de mi ‘cumple’!

     A mayor conocimiento, aumenta la curiosidad, como defiende el pastor de Christ Church de Nueva York Ralph Washington Sockman (1889 – 1970): 

     “Cuanto mayor es la isla del conocimiento, más largo es el litoral del asombro y la curiosidad”.

Juan de León Aznar … zarandeado por las ‘DANAS’ de este 2025


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