La Columna de Don Juan León | Si alguien discrepa de tus opiniones, déjalo vivir


“Vivimos en un mundo donde el funeral importa más que el muerto, la boda más que el amor y el físico más que el intelecto. Vivimos en la cultura del envase, que desprecia el contenido”. Esta profunda reflexión fue escrita por el periodista y escritor uruguayo Eduardo Galeano (Montevideo. Uruguay, 1940 – 2015).

     Dentro de mis modestas posibilidades pretendo preservar ese espacio, no desdeñarlo o subestimarlo, y sí rellenarlo de cualquier cosa que atraiga el interés de ustedes y les haga pasar unos gratos instantes. Para ello deposito todo mi empeño en la elaboración de este sencillo doce más uno’ anecdotario.

     Las anécdotas, sobre todo las jocosa y distendidas, ayudan a liberar energía negativa, ya que crean un clímax propicio para la relajación y el desenfado. Ésta, es personal e intransferible.

     Corría el curso escolar 1976 – 1977, prestaba mis servicios docentes en la Misión Cultural en Marruecos y mi destino era el Colegio “Baltasar Gracián” en Oujda, después Uxda y, actualmente, Uchda.

     Esta ciudad, capital de la región oriental del Magreb, es la octava en importancia de la nación marroquí, ‘magrebí, magribí o mogrebí’ con medio millón de habitantes. Dista 15 km de la frontera con Argelia, que fue cerrada en 1994, y 150 km de Melilla.

     A seis kilómetros se encuentra el oasis de Sidi Yahya, que alberga el morabito de Sidi Yahya Benyouness, ‘el Escondido’. Estas especies de ermitas acogen las sepulturas de sus líderes y maestros religiosos estudiosos del Corán y se convierten en lugares de peregrinación, culto y refugio. Un inmenso parque con canales de agua, una amplia arboleda y un edificio conmemorativo del santo protector configuran este precioso y atractivo paraje. 

     Hoy día la nueva ola de islamización no tolera esta serie de liturgias o veneraciones. Así, el morabito de Sidi Embarek en Ceuta ha sido atacado y el de Sidi Hamed, ‘el Hach’, en el monte Gurugú de Nador ha visto saqueada su tumba y se encuentra totalmente derruido.

     Dos compañeras, que impartían clases a dos cursos de Primero de Primaria, detectaron en sus correspondientes aulas la presencia de tirápteros, coloquial y familiarmente conocidos como piojos.

     Antes de la jornada vespertina, que era de dos a cinco de la tarde, se dedicaban a trazar mapas capilares en los cueros cabelludos del alumnado escrudiñando y certificando la existencia de los susodichos parásitos. La cantidad de ellos degeneró en una infestación global; es decir, en una pediculosis.

     El director, obviamente omito el nombre por privacidad, consideró la imperiosa necesidad de cerrar el centro escolar durante dos o tres días, después de aconsejar y ‘recetar’ por escrito el adecuado tratamiento a las familias de los interfectos. 

     Hasta aquí todo normal, pero el problema se embrolló a la hora de emitir el comunicado oficial, que debía ser enviado a la Cancillería de la localidad, dependiente del Consulado de Nador que, a su vez, rendía cuentas a la Embajada de Rabat. 

     A la hora de redactar el informe, aflora la duda, el director después de sopesar algunas palabrejas no acierta con el tecnicismo apropiado y, finalmente, se decanta por epididimitis, ya que según él era el palabro que ‘cobijaba’ a epidemia.

     El canciller lee el oficio, no entiende los pormenores del asunto y se pone en contacto con el médico de la colonia española, que era un tisiólogo salmantino. Las carcajadas de éste se oían desde la calle y a través del auricular: “¿De qué te ríes?, la cuestión es seria pues se trata del cierre del colegio”. A lo que el galeno replica: “Perdona, pero es que nunca he sabido de unos escolares con los huevos hinchados” (perdón por el exabrupto, pero la respuesta es literal).

     La epididimitis es la inflamación del epidídimo, el borde posterior de los testículos.

     No deja de ser una anécdota con encanto, porque como escribió el astrónomo estadounidense Carl Edward Sagan: “Cada uno de nosotros es una preciosidad, en una perspectiva cósmica. Si alguien discrepa de tus opiniones, déjalo vivir. En un trillón de galaxias, no hallarías otro igual”.

     De todas formas, sería aconsejable seguir la advertencia del historiador romano de origen griego Apiano de Alejandría: “La imprudencia suele preceder casi siempre a la calamidad”. Y es que a veces nos tiramos a la piscina… ¡sin agua y con los operarios limpiándola! Y aquí entra en escena nuestro arquitecto sexitano Francisco Javier Ruiz Bustos con esta magnífica viñeta gráfica y esclarecedora de lo tratado.

                      Juan de León Aznar… avistando sorteo navideño y trineos’2023

¡Y felices fiestas navideñas!


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