El gran historiador y geógrafo griego Heródoto de Halicarnaso, considerado el padre de la Historiadel mundo occidental dejó escrito: “Contaré la historia de las ciudades que iré visitando, tanto las grandes como las pequeñas. La mayor parte de las que en un tiempo eran grandes, se han convertido en pequeñas; y aquéllas que durante mi vida he visto crecer y convertirse en poderosas, antes tenían dimensiones muy reducidas”. De esta guisa, nos resumió la transformación o la evolución que experimentan las ciudades, por mor de su cultura, ubicación natural, arquitectura, artesanía, costumbres, gastronomía…
Mucho se ha especulado, informado o estudiado a través de la Historia sobre las ciudades más antiguas de la Península. Obviamente, es harto difícil establecer un ranking, ya que hasta las distintas fuentes discrepan sobre su cronología. No obstante, voy a ataviarme con traje aventurero, lanzarme al abismo de la curiosidad y establecer un listado lo más verosímil y objetivo posible:
GADIR: fenicia (siglo XI, sobre el 1104 a.C.).
HUELVA: fenicia (siglo X a.C.), llamada ONUBA.
JAÉN: íbera (siglo X a.C.).
ADRA: fenicia (siglo VIII a.C.) conocida por ABDERA.
SEVILLA: íbera turdetana (siglo VIII a. C.).
ÁVILA: celtíbera (siglo VIII a. C.).
MÁLAGA: fenicia (siglo VII a. C.), que respondía al nombre de MALAKA.
GRANADA: íbera (siglo VII a.C.).
ZARAGOZA: romana (siglo VII a. C.).
IBIZA: cartaginesa (siglo VII, 654 a. C.).
LÉRIDA: íbera (siglo VI a. C.).
TARRAGONA: íbera (siglo V a. C.).
CARTAGENA: cartaginesa (siglo II, 227 a. C.).
SALAMANCA: cartaginesa (siglo II, 220 a.C.).
BARCELONA: íbera y romana (siglo II, 218 a.C.), BARCINO en sus inicios y en su sustrato han aparecido asentamientos íberos, romanos, judíos, visigodos, musulmanes y cristianos.
CÓRDOBA: romana (siglo I, 171 a. C.), nombrada CORDUBA.
Nota: reordenen el listado de ciudades a su gusto, pues depende de las autorías la metódica (?) colocación de cada una de ellas.
Pero dos apasionantes interrogantes afloran y hacen su aparición en este altozano histórico:
¿Qué ocurre con nuestra SEXI, SEKSI, SEXSI, SEXS, SECKS, EXS, EX o simplemente ALMUÑÉCAR? ¿Dónde la ubicamos? No hay más remedio que buscarle un hueco en la enumeración anterior y a esa tarea nos encomendamos.
Y la segunda. ¿Existió alguna ciudad más antigua que las comentadas?
Según diversas fuentes, la historia de Almuñécar se remonta al 1500 a.C., con gente de la Cultura Argárica de la Edad del Bronce muy presente y que cuando llegaron los romanos en el siglo III se encontraron una próspera y estructurada ciudad con una boyante economía. Hecateo de Mileto (no confundir con Hecateo de Abdera) aseguró que SEXI (ciudad de los mastienos) había pertenecido al Reino de Tartessos.
La colonia fenicia, que configuró nuestra localidad allá por el siglo VIII, contactó en su día con los pueblos indígenas de la península ibérica y, más concretamente, con los bastetanos o bástulos que habitaban por estos lares. Su capital era Basti, a cinco kilómetros de Baza. Así pues, tendríamos que colocar a Almuñécar, más o menos, en la cuarta posición del ranking.
En cuanto a la segunda pregunta, las revistas mundiales especializadas en Arqueología y Antropología, el “Ideal de Granada” y el catedrático D. Gonzalo Aranda Jiménez de la Universidad de Granada, aportan datos suficientes para catalogar a “Los Millares” (Almería) como el asentamiento más antiguo de la península ibérica o, lo que es lo mismo, ¡la primera ciudad!
Se halla a 22 kilómetros de la capital en el municipio de Santa Fe de Mondújar y está situada sobre un gran espolón mesetario que forman los ríos Andarax y la rambla de Huéchar, en la pedanía de Alhama de Almería.
Este yacimiento, que data de 5200 años a.C., perduró durante un milenio con una extensión de 19 hectáreas (6 del asentamiento, 13 de la necrópolis, 80 tumbas y sepulturas megalíticas). Componía un conjunto de grandes dimensiones, población definida y monumentos funerarios.
Las tumbas, parecidas a las de nuestras necrópolis de Puente De Noy, Laurita… mostraban una gran riqueza de objetos en sus ajuares con exóticas materias primas como el ámbar, las cáscaras de huevos de avestruz o el marfil.
Cuatro recintos concéntricos le servían de murallas o fortificaciones y contaba con hasta trece ‘fortines’ (pequeños asentamientos en torno al poblado).
Actualmente se sigue reivindicando el que sea declarada Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
Escribió el novelista americano Rick Yancey: “Las ciudades son algo más que la suma de sus infraestructuras. Ellas trascienden los ladrillos y la argamasa, el cemento y el acero. Son las vasijas en las que se vierte el conocimiento humano”.
Y una vez cerrado este capítulo, ‘viajamos’ en el tiempo al 16 de julio de 1212.
¡Sí!, esa es la fecha en la que tuvo lugar la batalla de las Navas de Tolosa, popularmente conocida por “Las Navas”, que supuso un punto de inflexión para culminar la tan ansiada Reconquista.
Y el personaje que nos ocupa es ALFONSO VIII, que dio una de cal y otra de arena.
“El de las Navas” o “El Noble” nació en Soria el 11 de noviembre de 1155, murió en Gutiérrez Muñoz (Ávila), reinó en Castilla entre 1158 y 1214, era hijo de Sancho III y de Blanca Garcés de Pamplona, y fue sucedido por su hijo Enrique I.
Se casó con Leonor de Plantagenet, hija de Enrique II de Inglaterra y de Leonor de Aquitania, que nació en Domfront (Francia) el 13 de octubre de 1161, falleció en Burgos el 31 de octubre de 1214 y fue reina de Castilla desde 1177 hasta su muerte.
¡Vamos con la de arena! Con la ayuda de 2000 monjes soldados de las Órdenes del Temple y de Calatrava, 10000 unidades de caballería pesada y un denso destacamento de voluntariosos hermanos portugueses de la Orden de Évora se enfrentó el 19 de julio de 1195 a las huestes sarracenas de Abü Ya’qüb Yüsufal–Mansur (Yusuf II) en ALARCOS (Ciudad Real), que estaban comandadas por Abu Bakr, jefe de los benimerines.
La “Guardia Negra” (mauritanos y senegaleses) y la “Hentela” (tropas de élite almohades) completaban un contingente de 30000 hombres.
Después de diez horas de interminable combate Alfonso VIII fue derrotado por su impaciencia, ya que no esperó la llegada ni de Alfonso IX de León ni de Sancho VII de Navarra y salvó la vida porque su guardia personal lo sacó de allí. Las consecuencias fueron la devastación de Toledo y el que Extremadura quedara bajo dominio musulmán.
La de cal sirvió de ‘revancha’ y llegó un lunes entre el 15 y 16 de julio de 1212 con la gran victoria de las NAVAS DE TOLOSA, que tiene dos versiones o dos denominaciones: la árabe, “Batalla del castigo”; y la cristiana, “Batalla de Úbeda”.
Esta vez sí aguardó a Pedro II de Aragón y Sancho VII de Navarra. A ellos se unieron voluntarios de los reinos de León y Portugal, amén de franceses y occitanos (Cruzadas). El leonés Alfonso IX no acudió, pero envió a sus caballeros.
Se enfrentaron a Muhammad An-Nasir, cerca de Santa Elena (Despeñaperros, Jaén), que contaba con 120000 almohades. Las tropas cristianas contabilizaban 70000 hombres.
Esa victoria fue considerada como el punto culminante para la reconquista contra el árabe invasor, que nos ocupó en unos cinco años, mientras que nosotros tardamos un total de ocho largos siglos en expulsarlos. ¡Nefasta proporción!
Y como quiera que tal gesta acabó en Granada el 2 de enero de 1492, qué mejor que una cita del genial novelista y dramaturgo francés Alejandro Dumas: “Granada, más deslumbrante que la flor, más sabrosa que la fruta de la que toma su nombre, parece una virgen tumbada al sol”.
Juan de León Aznar… finalizando la Cuaresma’2023
