Parece mentira, ¡cómo pasa el tiempo! Prácticamente fue ‘ayer’ cuando atacamos el primer anecdotario de esta nueva saga y hoy intentamos completar el veintiuno
Y lo hacemos con esta cita de sobre la prudencia: “El rasgo distintivo del hombre prudente es el ser capaz de deliberar y de juzgar de una manera conveniente sobre las cosas”. ¿Qué de quién es?… ¡del gran Aristóteles! Y nos aconseja que ante la ofensa se dé un paso atrás y sigamos nuestro camino.
Lo resume ese proverbio que dice: “No hables mal del puente hasta haber cruzado el río”. ¡Cuánta sabiduría concita ese ‘diccionario’ popular llamado refranero!
Y es que, como se recoge en la Biblia, la prudencia es la capacidad de diferenciar el propio bien ante cada circunstancia, para así escoger los medios adecuados para nuestra posterior actuación.
El general francés Claude François de Malet (Dole, Francia, 1754; París, Francia, 1812) fue ejecutado por un pelotón de fusilamiento seis días después del fallido golpe de estado republicano, mientras Napoleón Bonaparte regresaba de la desastrosa campaña rusa en 1812.
Llevado ante el consejo de guerra fue interrogado por el presidente:
“¿Con qué cómplices contabais?”.
“Con vos… si hubiéramos triunfado”.
El gran emperador francés conversaba en cierta ocasión con el coronel de un batallón húngaro y al comentarle éste que ya había servido a María Teresa I de Austria (Viena, Austria, 1717 – 1780), Napoleón I (1769 – 1821) le dijo:
“Debe tener usted unos cuantos años bajo el cinturón”.
La respuesta fue: “Habré vivido unos 60 o 70 años”.
Extrañado el francés, replicó: “¿Quiere decir que no guarda en la memoria los años que vivió?
A lo que el coronel contestó: “Señor, cuento mi dinero, mis camisas y mis caballos, pero en cuanto a mis años seguro que nadie quiere robármelos y estoy seguro de que nunca los perderé”.
José Canalejas Méndez (Ferrol, Galicia, 1854; Madrid, 1912) fue un abogado y político del Partido Liberal, que llegó a ser presidente del Consejo de ministros y, con anterioridad, ministro de Justicia. Murió asesinado por un disparo del terrorista Manuel Pardiñas frente a la librería del Sr. San Martín en la Puerta del Sol de Madrid. El criminal descargó tres proyectiles, pero sólo el último fue letal, después de rebotar en el escaparate. Dos versiones de la época sostienen, por separado, que se disparó en las sienes o que fue reducido y más tarde ejecutado.
Había constituido un gabinete con personas de escaso prestigio político y uno de sus adictos le preguntó:
“Pero, ¿vas a subir la cuesta de enero con estas mulas?”.
A lo que replicó Canalejas: “¡No te preocupes!, si necesito reforzar la reata ya me acordaré de ti”.
Anne ‘Ninón’ de l’Enclos (París, Francia, 1620 – 1705), también conocida como Ninon de Lenclos o Ninon de Lancros, fue una escritora, aristócrata, cortesana, salonnière (mujer que crea salones literarios para conversar, comentar lecturas públicas o escuchar conciertos) y mecenas de las artes francesas.
Era galanteada por el conde de Choiseul, pero de quien estaba enamorada era del actor y bailarín Pecaurt. Un día se encontraron los dos y, como quiera que el artista portaba un traje que más bien parecía un uniforme, el aristócrata le preguntó:
“¿En qué cuerpo servís?”.
Naturalmente fue respondido: “Mando en un cuerpo en el que el señor conde sirve hace tiempo”.
La conducta de nuestra protagonista escandalizó a Ana María Mauricia de Austria y Austria-Estiria (Valladolid, España, 1601; París, Francia, 1666), que fue regente de Francia durante la mayoría de edad de su hijo Luis XIV.
Era hija de Felipe III de España y Margarita de Austria-Estiria, estaba casada con Luis XIII y ordenó a ‘Ninon’ que se retirara a un convento, dejando a su arbitrio la elección del mismo.
Ésta envió su contestación: “Decid a la reina que, puesto que puedo elegir, me retiraré a un convento de padres franciscanos”.
Ni que decir tiene que la orden fue revocada.
Francisco I de Francia (Cognac, Francia, 1494; Rambouillet, Francia, 1547) tuvo un bufón llamado Triboulet al que tenía en gran aprecio.
Un día, este individuo se extralimitó en sus burlas contra cierto cortesano, quien le amenazó con matarlo a palos. El susodicho se lo comentó al monarca, que le dijo:
“Si hubiese quien se atreviese a tanto le haría ahorcar una hora después”.
El atribulado ‘Tribulete’ respondió: “Señor, os agradecería que le hicieseis ahorcar una hora antes”.
Y como estamos por la labor de ser ‘prudentemente prudentes’, me quedo con lo escrito por la chilena Isabel Allende (Lima, Perú, 1942, que cuenta con 81 años): “Memoria selectiva para recordar lo bueno, prudencia lógica para no arruinar el presente y optimismo desafiante para encarar el futuro”.
Y si lo prefieren nos remitimos a otro ‘grande’, el dramaturgo y poeta inglés William Shakespeare (Reino Unido, 1564 – 1616): “El hombre cauto jamás deplora el mal presente; emplea el presente en prevenir las aflicciones futuras”.
Juan de León Aznar… ya felicitadas a todas la mujeres por su 8.III.2024
