La palabra martirio se relaciona con la muerte o un tormento intenso, ya sea moral o físico, mientras que mártir se identifica con una persona que ha sufrido o fallecido en defensa de una idea, doctrina o religión.
Escribió Massimo Taparelli D’Azeglio: “Para un gobierno injusto, el mártir es más nocivo que el rebelde”, aunque prefiero a Santo Tomás Moro: “Nada puede pasarme que Dios no quiera. Y todo lo que Él quiera, por muy malo que nos parezca, es en realidad lo mejor”.
Y es que la entereza, el ánimo, la fortaleza de espíritu y la capacidad de sacrificio y sufrimiento de estos mártires es inaudita, loable y un ejemplo para la humanidad.
Desde un punto de vista menos solemne, amén de jocoso, también se ‘padece’ con esos pubs, bares o discotecas, verdaderos ‘ganchos para noctámbulos’, que se hacinan alrededor de nuestra beatífica morada. Si a todo ello le sumamos las motos con sus escapes libres o esas ‘boites ambulantes’ adheridas a un vehículo con sus correspondientes decibelios… ¡el cóctel está servido!… ¡y el padecimiento también!
Así es que, sin más dilación, nos vamos a adentrar en la muerte de aquellos que fueron perseguidos hasta el punto de ofrecer sus vidas por no retractarse de sus convicciones o ser masacrados, como los seis millones de judíos que perecieron en el holocausto nazi entre 1933 y 1945, además de genocidios (Ruanda, Nigeria, Nuevo Mundo…), Guerras de Religión en Francia (matanza de los hugonotes en la Noche de San Bartolomé del 24 de agosto de 1572 con 10000 muertos), la Santa Inquisición española (entre cinco y diez mil ejecuciones durante sus 350 años de existencia), las 25000 mujeres acusadas de brujería y ejecutadas en 1628 (Lemgo en Alemania) … ¿Seguimos?
En San Felipe de Puerto Plata (República Dominicana) vive Juan Carela Hernández, que imparte clases en la Universidad Autónoma de Santo Domingo y aporta suculentos detalles poco conocidos sobre la muerte de esos catorce apóstoles que siguieron a Cristo, que acabaron martirizados y que, modestamente, amplío y comento:
1.- MATEO: Nació en Nazaret (Israel), fue recaudador de impuestos o publicano y presbítero, y sufrió martirio en Etiopía, donde fue asesinado por herida de espada.
2.- MARCOS: Vio la luz en Cirene (Libia) y murió en Alejandría (Egipto), arrastrado por caballos hasta morir.
3.- SANTIAGO ‘EL JUSTO’: Nazaret (Israel) lo vio nacer y fue el líder de la iglesia de Jerusalén. Lo arrojaron desde el pináculo sureste del templo, el mismo donde Satanás llevó a Jesús en las Tentaciones, por negarse a negar su fe en Cristo. Cayó desde una altura de cien pies (unos 30 metros) y sobrevivió, pero sus enemigos lo mataron a golpes con un garrote.
4.- JUAN: Nació en Betsaida, región de Galilea (Israel) donde era pescador, hermano de Santiago el Mayor e hijo de Zebedeo y María Salomé, a quien se considera hermana de María, madre de Jesucristo. Se enfrentó al martirio en una palangana de aceite hirviendo durante una ola de persecución en Roma. Sin embargo, milagrosamente sobrevivió y fue condenado a trabajar en las minas de Patmos (Grecia). Allí escribió su profético “Libro del Apocalipsis”. Más tarde fue liberado, regresó para ser obispo de Edesa (Turquía moderna) y murió, ya anciano, en Éfeso (Turquía).
5.- LUCAS: Antioquía de Orontes (Turquía) lo vio nacer y fue ahorcado en Tebas (Grecia) como resultado de su tremenda predicación a los perdidos.
6.- PEDRO: Conocido también como Cefas, fue otro de los Apóstoles que nació en la anteriormente citada Betsaida. Era pescador y murió en Roma, crucificado boca abajo (cruz en X) después de decirle a sus torturadores que se sentía indigno de morir como Jesucristo.
7.- SANTIAGO ‘EL MAYOR’: Hermano de San Juan y por tanto hijo de Zebedeo y Salomé, también nació en Betsaida. Era pescador cuando Jesús lo llamó a una vida de ministerio. Como líder fuerte de la iglesia fue decapitado en Jerusalén por orden del rey de Judea Herodes Agripa I. El oficial romano que lo custodiaba estaba asombrado por la defensa de su fe durante el juicio, caminó junto a él hasta el lugar de la ejecución y vencido por la convicción declaró su nueva fe al juez. Se arrodilló junto a Santiago, aceptando su decapitación como cristiano.
8.- BARTOLOMÉ: Caná de Galilea lo vio nacer y es conocido por Nathaniel. Fue prisionero en Asia, dio testimonio de Nuestro señor en la actual Turquía y martirizado en Albanopolis (Caucasia en Armenia) por su predicación. Allí fue degollado y azotado con un látigo hasta morir. Sus atributos son un cuchillo y un libro.
9.- ANDRÉS: Como hermano mayor de Pedro también era natural de Betsaida. Fue crucificado en X en Patrás (Grecia), después de ser azotado severamente por siete soldados, que ataron su cuerpo a la cruz para prolongar su agonía. Cuando era conducido a la cruz se dirigió a sus seguidores con estas palabras: “Hace mucho tiempo que deseaba y esperaba esta hora feliz. La cruz ha sido consagrada por el cuerpo de Cristo colgado de ella”. Siguió predicando dos días más hasta que expiró.
10.- TOMÁS: Conocido como Judas Tomás Dídimo nació en Galilea (Israel) y fue apuñalado con una lanza en Santo Thomás Mount (India) durante uno de sus viajes misioneros para establecer la iglesia en ese continente.
11.- PABLO: Conocido como Saulo Pablo o el de Tarso, ya que nació en Tarso de Cicilia (Turquía). Fue torturado y decapitado por orden de Nerón en Roma en el 67 a.C., no lejos de la carretera que une la capital con Ostia. Soportó un largo encarcelamiento, desde donde escribió muchas ‘Epístolas’ a las iglesias por él creadas en el Imperio romano y que forman una gran parte del Nuevo Testamento. Sus atributos son una espada y una carta o un libro.
12.- JUDAS TADEO: También era natural de Galilea (Israel) y fue asesinado con flechas en Armenia cuando se negó a renegar de su fe.
13.- FELIPE: Otro apóstol que nació en Betsaida (Galilea en Israel). Predicó en Grecia, Siria y Frigia (Turquía). Murió crucificado en Hierápolis (Turquía) y como Santiago el Menor enterrado bajo unas piedras de Escitia (región euroasiática). Sus atributos eran la cruz y una cesta con pan. Patrono de sombrereros, vendedores ambulantes y panaderos.
14.- MATÍAS: Judea lo vio nacer y fue el escogido para reemplazar al traidor Judas Iscariote. Murió apedreado y luego decapitado en Jerusalén.
En los primeros siglos del cristianismo se contabilizaron hasta 150000 mártires y la pregunta aflora fácil: ¿De qué ‘pasta’ estaban hechos estos mortales?
Un autor desconocido del siglo II escribió sobre estos atletas de la fe que, resumiendo, venía a decir: “Estos hombres tienen su ciudadanía en el Cielo y de ahí nace la alegría repleta de esperanza y de seguridad. Por eso van al martirio perdonando y amando a quienes le quitan la vida”. ¿No es hermoso?
El padre de la iglesia y prolífico escritor Quinto Septimio Florente Tertuliano (160 – 220 d.C.), escribió: “La sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos”. Nació y murió en Cartago (Túnez) y fue un apologista considerado el máximo representante de la literatura cristiana anterior a San Agustín.
Y qué mejor cierre que hacerlo con este último, Agustín de Hipona o Aurelio Agustín de Hipona, escritor, teólogo y filósofo que nos dejó esta perla para la posteridad: “En el jardín de la Iglesia se cultivan: las rosas de los mártires, los lirios de las vírgenes, las yedras de los casados, las violetas de las viudas”.
Juan de León Aznar, verano’2022
