La Columna de Don Juan León | “Lo singular, lo bello, se resume en una palabra: Almuñécar”


¿Estaría, por ventura, pensando en ella Henri- Frédéric Amiel cuando escribió?: “Mira dos veces para ver lo justo. No mires más que una vez para ver lo bello”. Pudiera ser.

Es tanta la belleza que admirar y las riquezas que descubrir en nuestros pueblos hispanos, que no entiendo cómo se puede visitar Punta Cana, con todos mis respetos, sin antes conocer Baeza, Guadalupe, Mérida, Toledo, Santiago de Compostela, Santillana del Mar o Úbeda por poner algunos ejemplos, y obviando naturalmente nuestras grandes capitales.

La arqueología, artesanía, costumbres, fiestas, folclore, gastronomía, industria… de infinidad de ellos, constituye un acervo de incalculable valor y que debieran concitar toda nuestra atención. 

He escogido como abanderada a nuestra ciudad, maravilloso reducto de la costa tropical granadina, esperando y deseando que degustemos y recordemos sus raíces.

viñeta de Francisco Javier Ruiz Bustos

             Mucho se ha hablado y oído y argumentado sobre la belleza, pero lo singular, lo genuino y lo bello se resume en una palabra… ¡Almuñécar! ¿Estaría, por ventura, pensando en ella Henri- Frédéric Amiel cuando escribió?: “Mira dos veces para ver lo justo. No mires más que una vez para ver lo bello”. Pudiera ser.

Vivir en una localidad tan apolínea, especial y entrañable durante más de cuarenta años y no hablar de ella, parece un contrasentido. Así es que dedicaré unos folios a su presentación, de sobra conocida, para un mejor conocimiento de este precioso enclave de la Costa Tropical granadina. ¡Merece la pena!

La bibliografía histórica de Almuñécar es vasta e innúmera, pero citaré algunos autores para destacar la relevancia que ha tenido este rincón desde la antigüedad:

Hecateo de Mileto (495 a. C.); Stephanos de Byzancio (“Europa”); Heródoto de Heraclea (484 a. C.); Dífilo de Sinope (‘escabeches’);  Estrabón; Mela, Marcial, Plinio y Ptolomeo (‘industria y monedas’); Claudio Galeno (médico griego del siglo de Oro de Pericles); Ateneo de Neucratis, que nos habla del pescado llamado ‘colies’ o ‘lagarto sexitano’ (famosa pescada), en “El convite de los sofistas”; Rufo Festo Avieno (“Ora Marítima”); Asclepiades de Mirleo; Padre Mariana; Bernardo Alderete; Francisco Vermúdez (con ‘v’) de Pedraza… y tantos otros.

Su historia se inicia hacia 1500 a. C., donde hallamos asentados unos poblados de la Cultura Argárica sobre colinas cercanas a la ciudad actual, basados en una economía agropecuaria y el conocimiento de la metalurgia del bronce.

Es, posiblemente, la ciudad más antigua de España (1230 a.C.), hermana de Gades (Cádiz), cuya fundación se sitúa en el 1104 a.C., en la común alba fenicia, y se halla al sur de Granada, por donde nace el sol cada mañana.

En los comienzos del primer milenio antes del nacimiento de Cristo era uno de los contados núcleos estables que alcanzaron importancia en la costa meridional ibérica, ya adquirida su entidad geográfica. El lugar de descanso funerario se eligió en las necrópolis, como las de Laurita (siglo VIII a. C.), Puente de Noy (siglo VII a. C.) o Cerro Velilla, situadas en las lomas próximas que rodeaban a la colonia.

La primera está situada sobre el Cerro de San Cristóbal a unos cien metros de altitud al oeste de la población y consta de veinte enterramientos. Las tumbas, de planta circular u oval, oscilan entre 1,50 y 2,5 m., de diámetro y de 2 a 5 m., de profundidad. Las urnas cinerarias son de alabastro, con inscripciones jeroglíficas egipcias en cinco de ellas. Sobresalen las de Apofis I (vaso egipcio del año 1650-1660 a.C.) y Laurita, que toma el nombre de la propietaria de las tierras donde fue hallado este enterramiento (ambas son fruto del activo comercio fenicio con Egipto). Las sepulturas contenían huesos quemados con objetos del ajuar personal: amuletos, anillos, brazaletes, colgantes… A destacar, tres sobresalientes detalles: ausencia de cenizas y carbón en el interior de las tumbas o urnas, que se encuentran sin tapar o cubiertas por una piedra, y que huevos de avestruz pintados con ocre formaban también parte del menaje.

La segunda necrópolis se asentaba a unos 50 m., de altitud, cerca de la costa, y estaba situada entre la necrópolis anterior y Almuñécar. Han sido excavadas 170 tumbas rectangulares con escalón lateral. Los ricos y variados ajuares de los enterramientos datan del siglo VII al I a. C., lo que indica la continuidad y supervivencia de Sexi a lo largo de siete siglos. Un hallazgo importante de esta necrópolis es el “León de Puente de Noy”, ya que por sus características ofrece un interés especial para conocer las formas funerarias del mundo fenicio occidental y el desarrollo plástico de su ambiente cultural.

Llamada EX, EXI, SEX o SEXI en principio por su floración fenicia sobre solar ibérico (1230 a.C.) en el que establecieron contacto con las tribus autóctonas (massienos o mastienos – bastetanos); luego, MANOBA SEXI FIRMUN y REGIUM JULIANA o FIRMUN IULIUM, de resonancias romanas; y más tarde, HINS AL-MONACAR, HIZU AL-MUNEKAB, Ciudad fortificada, Fortaleza o Flanqueada de las Lomas, AL-MUNNAKKAB, “Tierra de Uvas”, “La Niña Bonita” o “Lugar donde se retorna”, en los nuevos aires de turbantes árabes. 

Almuñécar es una sorprendente muestra de restos arqueológicos que la confirman en un rancio abolengo, que se pierde en lo más hondo de los siglos.

Inicial poblado pesquero, joya posterior de diferentes culturas; y hoy (opinión muy subjetiva), la más bella que se engarza en el mar de la civilización occidental.

Muchos han sido los hallazgos de monedas romanas de épocas bien distintas, dado que entre las pocas ciudades sometidas por Roma en calidad de libres se encontraba Sexi, por lo que se le autorizó a acuñar monedas (CECA propia) y así se protegió su ya tradicional y próspera industria conservera de salazones de pescado.

A lo largo de muchos siglos Almuñécar significó un cruce de vías y culturas que favoreció el comercio y el asentamiento de pueblos, relevante hito en los caminos de la historia hispana.

El enclave geográfico de esta ciudad milenaria constituye un don divino, único microclima europeo que determina el verde inacabable de sus bosques mixtos, la exuberante vegetación y los cultivos subtropicales de suelos rojizos y arcillosos, con inviernos suaves (12ºC de media en enero), veranos benignos (de 30ºC en agosto), una media anual de 18ºC y una amplitud térmica que oscila entre los 38 y los 3ºC. Sus vientos son dominantes del mar y durante 340 días el sol se asoma a este, sin par, valle tropical. La confluencia de su latitud-norte (36º 44’ 2.15”) y su longitud-oeste (03º 41’ 26.59”) confieren a Almuñécar una serenidad climática que la convierten en un paraíso para sus habitantes, lo que ha significado una afluencia masiva desde el norte y centro europeos, cuyos ciudadanos, en gran número, han elegido serlo para siempre de esta ciudad.

Como curiosidad hay que recordar que los datos geográficos referidos podían leerse en el “Monumento al Pescador”, sito en la plaza de Madrid y destruido cuando fue remodelada. Era de yeso y fue moldeada por D. Luis Moya Quirós, Profesor de Dibujo del IES., “Antigua Sexi”.   

Pertenece a la Andalucía mediterránea, se halla inmersa en el mar caliente de Alborán y su término municipal consta de 83,36 km2., siendo uno de los mayores de España. Limita al norte con Otívar; al este con Jete, Ítrabo y Salobreña; al sur con el mar Mediterráneo; y al oeste, con Maro (famosas cuevas) y Nerja, ya en la provincia de Málaga.

Son muy apreciadas por su gran belleza paisajística las calas, ralas o ensenadas, así como sus playas, que abarcan 19 km., de amplio litoral hasta La Herradura: Curumbico, Cabria, El Calabajío, Barranco de Enmedio, Velilla, El Tesorillo, El Pozuelo, Fuente Piedra, Puerta del Mar, La Caletilla, San Cristóbal, Rincón de la China, Pisá de la Vaca, China Gorda, Cotobro, La Herradura, Los Berengueles, Marina del Este, La Caleta, Las Huertas, Las Azucenas, Calaíza, El Muerto, Cantarriján

Los ríos que pasan por nuestra localidad son de curso corto con rápidas corrientes, bajan de las sierras salvando grandes desniveles, secos casi todo el año, de aguas muy aprovechadas antes de llegar al mar, peligrosos cuando llueve mucho en sus cabeceras (avenidas o crecidas) y son clásicos de aluvión.

Dos de ellos flanquean Almuñécar y un tercero lo encontramos en La Herradura: 

Seco (llamado Amílcar y Leax en la antigüedad), nace en la Sierra de la Caldera (Almijara), con 24 km., de recorrido, participa en los riegos de la Vega y desemboca en la playa de San Cristóbal.

Verde (Gaud-el-Verd en árabe), nace en la sierra de Cázulas, recorre 33 Km., pasa por el pie de la loma de Otívar y Jete, recibe por la izquierda los riachuelos de Lentejí, Bodíjar y Torrecuevas, atraviesa y riega la hermosa Vega almuñequera y vierte sus aguas en la playa de Fuente Piedra junto a la Punta de Velilla.

Jate (Xate), que nace en otra de las estribaciones de la Sierra de la Almijara, la llamada “Fuente de la Higuera” en el pago de “El Recate” a la izquierda del nacimiento, toma agua de los barrancos, sobre todo el de “Los Negros”, desemboca en la bahía de La Herradura y tiene tres cerros llamados “Los Castillejos”, donde podemos encontrar edificaciones romanas como “La Bóveda”, enclavada en una finca que perteneció a uno de los últimos virreyes en tiempos de Isabel II.

La muralla de Cázulas, con montañas no inferiores a los 1300 metros, y la de La Almijara, de más de 2000 metros, la protegen de los vientos fríos procedentes de la Meseta y de los húmedos del Atlántico, defendiéndola de sorpresas climatológicas. Ambas sierras están integradas en la Penibética o Sierra Nevada, llamada “Mons Solarium” por los romanos o “Yebal-al Taly” por los árabes.

Sus cultivos, enumerados por orden cronológico y según su aparición en la citada Vega, han sido: 

  • La morera, que data de los tiempos árabes, fundamental para la gran industria del gusano de seda (en los cortijos existían los llamados “blanqueos”, partes altas de las edificaciones donde se instalaban los anaqueles destinados a la cría del gusano).
  • Los cítricos, sobre todo naranjas y limones, también de origen árabe. 
  • La caña de azúcar, que redundó en la posterior industria local (*), y cobró un auge desmesurado después de la pérdida de Cuba, reactivándose su importancia a raíz de la Primera Guerra Mundial por la fuerte demanda nacional. 
  • La vid, el cultivo de mayor trascendencia durante todo el siglo XVIII, estrechamente relacionado con las plagas (la filoxera en 1883), la emigración y con la elaboración de la pasa moscatel y de los ceretes entrarinados o amasados en pan de higo (aún pueden verse en los cortijos las paseros, donde se exponían al sol las uvas moscateles de mejor casta y los higos dulces). 
  • El olivo, que se da a lo largo del siglo XIX. 
  • El almendro, que sustituyó al anterior por necesitar menos agua. 
  • El ricino, que se cultivaba en las tierras altas de Torrecuevas era 

llevado a Barcelona, fue muy solicitado durante la Gran Guerra europea y supuso una tremenda novedad introducida por el teniente de la Guardia Civil, Sr. Mede, que llegó a obtener la graduación de general. 

  • Y, por fin, la gran variedad de frutos tropicales (**): chirimoya, aguacate, guayaba (sabor a fresa o limón), plátano, banana almuñequera, piña tropical, papaya, kiwi, caqui, mango, níspero, pacano, babaco (híbrido de la papaya), carambolo, lichi, chayote blanco y verde, caña dulce, bambú… que fueron introducidos bien entrado el siglo XX continuando su producción hoy día.

Una curiosa observación relativa al trigo es la que se refiere al pago del trabajo en el molino por el sistema de maquila’ (el veinte por ciento de la especie). Si llevaban cien kilos de trigo, veinte eran para el molinero. Al principio de la caña de azúcar se empleaba el mismo procedimiento.

  • La importancia de la caña de azúcar se hace patente en la cantidad de fábricas existentes en la época: El Trapiche” de la familia Córdoba en Jete; El Ingenio Alto”, de la familia Franco en Otívar; El Ingenio Real del Agua” en el barrio de San Sebastián; San Rafael”, última superviviente bajo la denominación de San Fernando”; y la de “Nuestra Señora de la Encarnación”, fundada por Doña Encarnación Márquez Calvache

Casi todas fueron absorbidas por la Sociedad Azucarera General de España con el nombre de Nuestra Señora del Carmen”.

En “Chinasol” y en la plaza de “San Cristóbal” se localizaban dos fábricas de ‘calcinación’, que quemaban huesos de animales para clarificar el azúcar. Abastecían a la localidad, además de a Málaga y Motril.

  • El aguacate es una fruta oriunda de Centroamérica y se introdujo en España en el siglo XIX. Su área de cultivo se reduce a zonas con temperaturas comprendidas entre los 15 y 25ºC, y nuestra localidad cultiva 1105 Ha.
  • La chirimoya proviene de Filipinas y Centroamérica y traída a España en el siglo XVIII por D. Gonzalo Müller Mata, Virrey de Filipinas y natural de Almuñécar. Es la única zona europea donde se cultiva una superficie de 1142 Ha.
  • El mango, uno de los últimos productos subtropicales y de una calidad extraordinaria, procede de Canarias o Hispanoamérica. Entre los agricultores pioneros que introdujeron este cultivo se encuentra Doña Lucía Borgo Gianna (finca de “El Olivo”), Don José Antonio Bustos Fernández (Jete y Taramay) y Don Juan José Castillo (especializado en esta producción), entre otros. 
  • El níspero es un fruto oriundo de Japón y se desconoce quién lo introdujo en España en el siglo XVIII. Su cultivo se extiende, además de esta zona (160 Ha.), por toda la cuenca mediterránea.

+ Las hectáreas mencionadas corresponden a superficies en producción.

+ Un marjal son 528,42 metros cuadrados y cada uno puede tener, aproximadamente, los siguientes plantones: de 10 a 15 de aguacates, de 10 a 12 de chirimoyos y unos 20 de nísperos.

  • El plátano, que llegó a esta zona en el siglo XVIII y proviene de Centroamérica y Filipinas. Su cultivo no está muy extendido, pero existe una variedad local muy apreciada llamada basto (banana).
  • Un cultivo anecdótico es el del cáñamo. La industria de la alpargatería, propiedad del vecino Eduardo Rodríguez Olivares, estaba en “La Posadilla” (frente a la Parroquia). El cáñamo fue sustituido por la goma para confeccionar las suelas de los zapatos, siendo de las primeras fabricadas en España. Esta industria se trasladó más tarde a Málaga y aún continúa.
  • Los típicos “tejidos alpujarreños” también fueron trabajados en nuestra localidad y se hacían de gayomba, arbustos pertenecientes a la familia de las leguminosas con flores amarillas, aromáticas y purgantes.
  •    Otros trabajos realizados en nuestra ciudad fueron:

1.- Lavaderos a cargo de genoveses donde eran tratadas las lanas. Ocupaban a tres mil hombres en verano y almacenaban cuarenta mil arrobas de lana.

2.- La fabricación de jabón también empleó a muchas personas. Una de estas industrias fue creada por los hermanos Andrés y Juristo Fonollá Forradona; y otra, por Juan Martín Pérez.

3.- Existieron dos fábricas de anisados y licores de D. Manuel Cano Calvente en plaza Nueva (1895) y la de D. Manuel Mateo Martín en la calle Aduana Vieja, 9 (1910). 

4.- La afamada apicultura de la Sierra, aún permanece, representada por la miel de abeja de Jete y Otívar. 

5.- D. Francisco del Barco Vila construyó en 1783 un molino de harina que llegó a ser de los más importantes de la provincia y constaba de dos empiedros que llegaban a moler en un día cinco mil kilos de grano. Uno era de piedra baza para moler maíz y cereales gruesos; y otro, de piedra francesa, para obtener harina de trigo.

6.- Nuestro límite natural con la provincia de Málaga ha sido famoso por las destilerías, destinadas a las esencias de plantas aromáticas (romero y tomillo, entre otras), que eran enviadas a Barcelona para su refinamiento y utilización en la perfumería femenina. D. Manuel Terrero Méndez y sus hijos se instalaron en Barcelona como representantes nuestros para defender los precios y distribuir la mercadería de estas plantas.

Almuñécar constituye una ciudad moderna en la que el milagro de sus audaces urbanizaciones alterna con la belleza de sus avenidas, paseos y plazas, haciendo juego con la eclosión multicolor de sus parques y jardines, en los que la palmera es testigo fiel y repetido de profundas presencias orientales. Es el tercer municipio en densidad de población, después de la capital y Motril, con unos 27000 habitantes censados.

Tanta belleza, derramada sin tino y sin medida y a la orilla del mar, contrasta con el embrujo del casco antiguo, que se asienta a los pies del Castillo de San Miguel, oración de casas inmaculadas, que resplandecen al atardecer en un prodigio de blancura geométrica que hiere los ojos.

Su futuro, configurado desde el presente, se augura brillante, lo que imprime a sus habitantes el optimismo y la alegría de vivir. Almuñécar es una maravilla para los ojos y el corazón, con el encanto árabe del más espíritu andaluz y español.

Y, por ahora, ahí lo dejo. En próximas entregas ahondaremos en nuestra historia y otros detalles más o menos conocidos, pero de gran interés local.

Se trata de un enamoramiento, un flechazo que diría Cupido, y que lo compendia a la perfección Jean Jacques Rousseau: “Quitad de los corazones el amor por lo bello, y habréis quitado todo el encanto por la vida”. 

P.D.: No dejen de admirar la hermosa viñeta de Francisco Javier Ruiz Bustos. 

         Juan de León Aznar… ‘coletazos’ de un caluroso estío… ¡el del 2022!


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