Que la sabiduría popular deposita sus posos de vivencias y experiencias en los refraneros es algo harto conocido. Esos proverbios dictan pautas, enseñan moralejas, dan consejos y sirven de faro para multitud de situaciones del día a día.
De otro lado están las citas, esas frases grandilocuentes, solemnes o categóricas (escritas o dichas), confeccionadas por eruditos escritores, oradores o pensadores, y que un buen día fueron dejadas para la posteridad, cumpliendo a su vez el objetivo de inmortalizarlos
Al escribir esta perístasis pretendo demostrar que cualquier mortal o ciudadano de a pie con ciertas dosis de inquietud y en un momento de ‘inspiración’, podría ‘perpetuarse’ con algún pensamiento profundo, sensato, maduro o simplemente meditado, aunque no por ello toque el aldabón de la generación venidera o la fama póstuma.
Si yo he sido capaz de ‘fabricar’ algunas en ratos de relativa ‘lucidez’, cualquiera puede hacerlo. Ahí van algunas muestras de este pequeño ‘homenaje’ que me brindo por mi último “ANIVERSARIO DE BODA”. No duden en utilizarlas, libremente, sin tapujos, siempre y cuando se sientan identificados con ellas; pero omitan la cuna, digan, simplemente, que son de alguien cercano, que me tiene muy presente y en alta estima.
Y desde aquí les invito y animo a demostrarse que no es un proceso tan complejo ni tan laborioso, solo se trata de dejar que los sentimientos afloren para encontrar las respuestas adecuadas.
AMOR:
“Si amas, deseas; sin embargo, desear no implica amar”. La “prueba del algodón” en el amor no engaña. Quieres a tu pareja y la anhelas; pero, algo más trivial o fugaz, es pasajero o momentáneo y solo llena ese instante. En la segunda situación se echa de menos la fuerza de un sentimiento en toda regla.
“Estúpida contradicción es querer a alguien sin mostrarle afecto, o despreciar a alguien, adulándolo”. Muchas veces, hacemos o decimos lo que no queremos ni pensamos, quizás por zaherir, pero estas actuaciones se vuelven en tu contra.
“No hipoteques tu vida a alguien, a quien tengas que entregar tu propia personalidad”. Sabemos que el amor ‘obliga’ a renuncias, pero no a costa de prescindir de ‘uno mismo’.
EXISTENCIA:
“Nacemos con ‘pañales’ y, si tenemos quien nos los ponga, morimos con ellos”. Al nacer, somos los seres más desvalidos de la creación o de la madre naturaleza y ya al final, achacosos o enfermos, necesitamos toda clase de cuidados (familiares, residencias…).
“Hay quien teme tanto a la muerte que no tiene ilusión por vivir, sino por no morir”. ¡El miedo es libre!; pero pienso, modestamente, que sería bueno o estaría bien recibir una educación, guía u orientación que reforzara esa entereza tan necesaria para afrontar el acto individual más trascendente de nuestra existencia.
“Sin responsabilidad, no hay dos días iguales. Con ella, el tiempo ‘vuela’, por la rutina y la monotonía de lo cotidiano”. A edades tempranas no es muy usual vivir dos días de la misma guisa. Más tarde, los hijos, el trabajo, la economía familiar y el torrente mundano… ¡lo absorbe todo!
“Vivir es fácil, lo difícil es merecer lo vivido”. Debemos estar orgullosos y satisfechos de lo realizado (conciencia tranquila). Hemos sembrado amistades y procurado hacer el bien; por lo tanto, jactarnos o vanagloriarnos por ello es totalmente lícito y ecuánime.
“No me gustaría abandonar este mundo habiendo dicho: “¡Cuánto tiempo desperdiciado!”. Desaprovechamos gran parte de nuestro tiempo y escuchamos con prolija asiduidad: “¡Si yo hubiera…!”. Generalmente, ya no hay tiempo.
“El hipocondríaco es un individuo que, aquejado de ‘algo’, se convierte, automáticamente, en enfermo terminal de ese ‘algo’. Algo así piensa Woody Allen cuando dice: “No soy hipocondríaco. Lo que ocurre es que, si me hago una herida, creo que tengo un cáncer”. Nunca se debe dar paso al estrés y menos a la histeria.
“La potencia de la Naturaleza es directamente proporcional a la impotencia humana”. Nada podemos hacer ante la fuerza desmesurada de esos pavorosos fenómenos naturales, que nos someten a la indefensión o desprotección más absoluta. Solo nos queda rezar o rogar para que se minimicen sus devastadores efectos lo más posible.
“Cuando se detiene el reloj biológico solemos pensar o decir, ¡qué poco queda y cuánto por hacer!”. Creemos tener tiempo y posponemos tareas por falta de vitalidad y exceso de relajación, de ahí que dejemos tanto trabajo atrasado que, casi siempre, se queda inacabado.
“La mayor aspiración de los abuelos es ser útiles”. El trabajo laboral y la economía familiar, amén de los problemas que se suceden a diario, absorbieron el tiempo que querrías haberle dedicado a tus vástagos, así es que ahora intentas consagrar tu vida a sus hijos, que, de paso, son tus nietos.
“Cuando dejemos este mundo nos llevaremos con nosotros esas usanzas diarias que no valoramos en su justa medida”. Leer, escuchar música, escribir, ver la tele, charlar o, incluso, pasar horas delante del ordenador son algunas de las deliciosas rutinas que ya no formarán parte de nuestra planificación cotidiana.
JUBILACIÓN:
“Has disfrutado enseñando; ahora, ¡enséñate a disfrutar!”. Se trata de una loa dedicada a esos profesionales de la enseñanza que se retiran a sus ‘cuarteles de invierno’ a descansar, satisfechos de haber dedicado toda una vida a la educación.
“No te jubilas, gozas de lo ganado ¡por merecido!”. Cualquier oficio o profesión merece una jubilación digna para poder disfrutar de los suyos y viceversa.
SOCIEDAD:
“Dime las edades de tus hijos y te diré qué clase de problemas tienes”. Obviamente está directamente relacionada con la preocupación. Amén de que cada persona tiene unas connotaciones y unas peculiaridades inherentes y consustanciales al ser humano, en cada edad surgen unas situaciones de muy distinta problemática. Todo un recorrido por el manual de la psicología.
“Cuando muere la anarquía, nace el equilibrio, el orden y la disciplina”. Me refiero a la organización y presenta dos posturas tan dispares, que bien podrían relacionarse con lo gramatical (antonimia) o con lo matemático (opuestos por el vértice). ¡Son tan diferentes, que tienen poco que comentar!
“La principal virtud de un orador debe ser la de saber cuándo finiquitar su alocución”. A lo largo de un discurso se presentan varias oportunidades de darlo por terminado y es fundamental conocer esos momentos. Si no es así, se corre el riesgo de un acabado tedioso y pesado.
“Un escrito visceral es explosivo porque no se atiene a reglas. El elaborado, por obedecer a normas, resulta relajado”. Conviene meditar lo que se piensa exponer y darle la forma necesaria para configurar un texto atractivo y no repetitivo.
“Solemos dar consejos a los demás, que somos incapaces de aplicarlos a nosotros mismos”. ¿Un ejemplo? Ayudamos a combatir la ansiedad de otros (distracción, medicamentos, pasear, relax o respirar profundo), pero no mitigamos la nuestra… que va en aumento.
“Si los ‘ataques’ proceden de mí, no se azore, son sinónimos de afecto, amistad y comprensión”. Solo se trata de mejorar cualquier sistema, ya que nada es como debiera ser. Casi todo es susceptible de mejora.
“Procura siempre respetar más de lo que te odien”. Creo, sinceramente que con respeto y humildad, la madre de las virtudes, seremos más apreciados y queridos por nuestros semejantes.
PERSONALIDAD:
“Sacas la cartera tan despacio que, en un western americano, serías cadáver”. Es curiosa esa costumbre, tan hispana y mezquina ella de echarse mano a la cartera para ‘invitar’… sin encontrarla; o escuchar el tan consabido “¡pago yo!” … sin llevarlo a cabo o hacerlo efectivo.
“Llorar hacia fuera, libera, quita pesares; hacerlo hacia dentro, es sentir sobre el alma”. Es necesario liberar la energía negativa que se acumula por tristes, infaustas o melancólicas vicisitudes, amén de adversidades. Hay que exteriorizar los sentimientos para no mortificarse ni sufrir en exceso. Resumiendo, se requiere un buen ‘hombro’ que sosiegue y aquiete esos pesares.
“La gran diferencia entre mujeres y hombres estriba en que muy pocas de ‘aquellas’ se avergüenzan de su principal y sensual atributo; en cambio, ‘estos’, lo hacen en su mayoría y con harta frecuencia”. Hasta en las tertulias de la ‘telebasura’ la única preocupación es la mayor o menor dotación del miembro masculino. ¡Un problema insondable!
“Soy tan imperfecto, que busco la perfección en cuanto me rodea”. Habitualmente criticamos todo e intentamos ‘arreglar’ el sistema del otro/a, ya que somos incapaces de mejorar el nuestro. Una buena terapia sería: “La autocrítica es una buena gimnasia para el espíritu” … Vaya, ¡ya salió otra ‘machada’!
“Tomarse la tensión arterial es un acto morboso, que condiciona el estado físico y psíquico posterior”. El llamado ‘síndrome de la bata blanca o verde’ afecta a un gran porcentaje de la población, a esa gente que puede hacer estallar el tensiómetro con solo acercarse al aparatito. ¡Qué liberación, qué alivio si esa presión está entre los valores normales! Es una de tantas fobias que tenemos o padecemos los humanos.
“Una persona sensible aprecia y valora más un pequeño detalle, que un gran dispendio”. ¡Qué difícil es ser detallista! Todo se basa en acertar en el momento preciso y no defraudar al que espera algo de ti. ¿Romanticismo? ¿Sensibilidad? ¿Delicadeza?
“No se alardea de querer a alguien; solo se demuestra”. Querer a alguien supone renuncias, sacrificios y entregarse sin cortapisas.
“Saber el porqué de las acciones depende de la capacidad de escucha y del interés por conocer los argumentos”. ¡Cuántas insatisfacciones nos ahorraríamos si escucháramos a nuestro interlocutor! Aprenderíamos a conocerlo, comprenderlo y hasta aceptar sus limitaciones.
“Si en la despedida asoma la congoja, el reencuentro promete ser cálido”. Si duele decir adiós a una persona determinada es porque se la quiere, sin fingimientos; por lo tanto, volverla a ver, será… ¡una gozada!
“Apropiarse de las ideas de otro, por afán de protagonismo, es deleznable”. El egotista se considera el ombligo del mundo y solo busca su notoriedad. ¡Qué figura más rastrera!
“Olvidar el monedero o llevar poco combustible provoca situaciones agobiantes, por embarazosas”. Tiene que ver con la despreocupación; pero hay que aplicar el dicho: “Más vale prevenir que curar”.
“Un rictus de mal genio afea el rostro más favorecido”. Es exasperante ver una cara bella descompuesta por esta causa. ¡Naturalidad! ¡‘Toujours naturel’!, que diría un francés!
“Si no quieres ir deprisa, sal con tiempo”. Apuramos demasiado y así les va a algunos/as. La puntualidad no es uno de los puntos fuertes de la sociedad carpetovetónica.
“La perfección no existe; pero, intentar conseguirla, te deja satisfecho”. La perseverancia es una gran cualidad y hay que procurar ser mejor en esa lucha cuartelera contra el día a día.
“La mujer exhibe su femineidad hasta manejando la cucharilla del café”. Y es que ese don tan preciado y exclusivo de ellas ha de mostrarse sin reparos ni cortapisas en cualquier situación.
“Busca la luz como los girasoles y huye de la oscuridad que rodea a los topos”. Se trata de ser positivos en todo momento y que no cunda el desánimo o el pesimismo.
“Si caes en desgracia desaparecen tus virtudes y afloran defectos que antes no se veían”. Hasta el cénit, fenomenal. En la caída libre, no existen respaldos ni la ‘palmadita’ de ánimo, se estrecha el círculo de lo social y la intolerancia se apodera de todo.
“Recela de aquellas personas que no te miran a los ojos mientras les hablas”. Un muy bajo porcentaje se relaciona con la humildad o timidez del receptor; al resto, le cuesta interesarse por lo que escuchan.
“Si tienes un perro y sabemos cómo lo educas… llegaremos a conocerte”. Una mascota maleducada puede originar graves problemas sociales: agresiones, higiene, ruido…
POLÍTICA:
“Si llegamos a conocer al pueblo, ¡habremos vencido!”. Antes de unas elecciones hay que conocer las interioridades y las inquietudes de los ciudadanos. Pasadas estas, hay que descender de los pedestales y poltronas políticas para intentar que los folletos preelectorales no se conviertan en quimeras, utopías o ‘milongas’.
“Prometer es fácil. Las dificultades llegan cuando hay que cumplir lo prometido”. Está emparentada con la anterior (‘primas hermanas por parte de madre’) y se refiere a los grandes “intereses” con los que se juegan hoy día las distintas naciones o países, haciéndolos incompatibles con los nuestros. ¡Van contra natura!
VOCACIÓN:
“Más vale un albañil a gusto que un arquitecto a disgusto”. Hacer lo que a uno le gusta equivale a realizarse como ser humano; lo contrario, supondría un suplicio, algo insufrible. Por desgracia, pululan estos casos por las presiones sociales, los avatares económicos y las dificultades de empleo para nuestros jóvenes.
“Bastan dos palabras para definir la educación: vocación para enseñar y actitud para aprender”. Sin ganas por una parte y sin disposición por la otra, el dipolo está condenado al fracaso.
Quiero aclarar, para finiquitar este escrito, que no vislumbren síntomas de presunción o fatuidad por mi parte y sí un orgullo sano y sincero de que mis hijos o mis nietos el día de mañana empiecen una conversación o la finalicen de esta guisa:
¡Como decía mi padre… o mi abuelo…! Quizá a mis progenitores, ya fallecidos, también les hubiera hecho ilusión, como a ellos, este artículo.
Para licenciar definitivamente este apartado, solo restaría agradecerles su ‘jobiana’ paciencia y resignación por leerme, muestra evidente de un atrevimiento imperturbable, y darles un consejo desde el cariño:
“Olvida el futuro pesaroso y busca la luz de lo próximo, de lo que está por llegar… de esa luminosa primavera”.
Juan de León Aznar, verano’2022
