La Columna de Don Juan León | “La generosidad, la honestidad y el sentido del humor nos hacen realmente ricos”


Si la bonhomía conlleva la afabilidad, la sencillez, la bondad y la honradez en el carácter y en el comportamiento, tener bonhomía significa ser una buena persona, ya que esta cualidad también lleva implícitos otros valores, como  la filantropía, que comporta amor al género humano y que se entrega en beneficio de los demás; y el altruismo, que representa el acto de amor con el que se intenta aumentar el bienestar del otro.

     Los angloparlantes tomaron ‘prestada’ esta acepción del francés ‘bonhomme’ (‘hombre de buen carácter’), aunque el compuesto galo se remonta a dos términos latinos: ‘bonus’ (bueno) y ‘homo’ (hombre). 

     Este anónimo engloba todo este preámbulo y, de paso, nos da pie para configurar el anecdotario sesenta y ocho:

     “No es necesario mostrar bellezas a los ciegos ni decir verdades a los sordos… Basta con no mentir al que te escucha ni decepcionar al que confió en ti. Las palabras conquistan temporalmente, pero los hechos… ¡esos sí que nos ganan o nos pierden para siempre!”.

     Si el anterior anecdotario lo acabamos relatando o numerando algunas ‘historietas musicales’, éste va a comenzar del mismo modo y el elegido va a ser el director de orquesta italiano Arturo Toscanini (Parma, Italia, 1867; Nueva York, Estados Unidos, 1957), considerado por muchos de sus contemporáneos como el más grande de su época y del siglo XX. 

     Enfurecido durante un ensayo, el gran Toscanini se arrancó el reloj de pulsera y lo arrojó a los músicos. Varios días después éstos le entregaron una caja que contenía su reloj debidamente reparado, y otro de mucho menor precio, con una nota que decía:

     “Éste, para los ensayos”.

     Le preguntaron por qué no tenía mujeres en sus orquestas y contestó:

     “Porque, si son bellas, hacen equivocar a mis músicos y, si son feas, me hacen equivocar a mí”.

     Rosina Jordana y Lagarriga, la esposa de Isaac Manuel Francisco Albéniz y Pascual (Camprodón, Gerona, 1860; Cambo-les-Bains, Nueva Aquitania, Francia, 1909), de quién el compositor se enamoró  viéndola derramar emocionadas lágrimas durante sus interpretaciones en Barcelona, recibió un día un telegrama de su marido, que se hallaba en París, que decía escuetamente:

     “Ven inmediatamente. Me encuentro grave”.

     Rosina cogió el primer tren y cuál no sería su sorpresa al ver a Isaac esperándola en la estación, con aspecto de gozar de una salud inmejorable.

     Casi con indignación le espetó: “¿Pero no me dijiste que estabas grave?

     A lo que él replicó muy sonriente: “Gravísimo. Estaba empezando a enamorarme, por eso era urgentísima tu presencia”.

     Al gran maestro de la zarzuela, autor de “La Lola”, “La Gran Vía” o “Agua, azucarillos y aguardiente”, Pío Estanislao Federico Chueca y Robres (Madrid, 1846 – 1908), le sustrajeron cierto día su cartera en un tranvía y tal era su popularidad que le fue devuelta un par de días después con una nota que, expurgando los errores ortográficos y de sintaxis, venía a decir: 

     “Al saber por los periódicos que la cartera sustraída hace unos días en el tranvía del Este, a las seis y media de la noche, pertenecía al Sr. Chueca, el gremio acordó, en junta general, devolverle dicha cartera con los tres billetes de banco que contenía y cinco duros más de gratificación por nuestra parte, como prueba de respeto y admiración al ‘Guripa’ de más pupila y salero de España. Como verá usted, no nos quedamos con nada de lo que contenía la cartera más que con su retrato, como recuerdo para esta ‘Academia’. Dios guarde a usted muchos años y le conserve la salud para que se ocupe pronto de nosotros en el escenario”.

  • ‘Guripa’ es una persona que mantiene el orden (soldado, guerrero  o mílite), pero en un sentido coloquial significa bribón, golfo, pícaro, pillo, plazuela o sinvergüenza.

     El compositor alemán, posteriormente nacionalizado inglés, Georg Friedrich Haendel (Halle, Alemania; 1685; Westminster, Londres, 1759) admiraba tanto al autor de ‘El clave bien temperado’, el también alemán Johann Sebastian Basch (Eisenach, Alemania, 1685; Leipzig, Alemania, 1750), que llegó a decir:

     “Quisiera ser Basch, si no fuera porque soy Haendel”.

     Al decir el genial violinista ruso-estadounidense de origen judío, Iósif Ruvinovich Heifetz (Vilna. Lituania, 1901; Los Ángeles, California, Estados Unidos, 1987) al director del ‘Carnegie Hall’ lo que pedía por su actuación, dijo éste:

     “¿Pretende usted ganar en dos horas más de lo que el presidente de los Estados Unido gana en dos meses?”

     A lo que respondió el célebre músico: 

     “¡Pues contrate usted al presidente de los Estados Unidos para que toque en mi lugar!”.

     El ‘Carnegie Hall’ fue una sala de conciertos en Manhattan (Nueva York). Uno de los sitios más ilustres de los Estados Unidos, tanto para los músicos clásicos como para los populares, por su belleza, historia y extraordinaria acústica.

     “La generosidad, la amabilidad, la honestidad y el sentido del humor, nos hacen realmente ricos”, escribe el profesor americano nacido en Colorado (EE.UU.), Waylon Lewis, y es que todas esas cualidades… ¡proceden de un buen corazón!

Juan de León Aznar … avanzando por este florido mayo’2025


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