La Columna de Don Juan León | “El secreto del éxito en la vida es comer lo que te gusta y dejar que la comida combata dentro”


Del buen yantar, de comilonas y de recetas ya hemos dado buena cuenta en anteriores artículos; pero, ¿y de la buena mesa? ¿Nos hemos preguntado cuántos siglos han transcurrido hasta llegar al refinamiento actual?

El orador, político y filósofo romano Marco Tulio Cicerón (106 a.C. – asesinado en 43 a.C.), dejó escrito: “El placer de los banquetes debe medirse no por la abundancia de los manjares, sino por la reunión de los amigos y por su conversación”

     La alimentación ha sido siempre un aspecto crucial para el devenir de la especie humana; pero, si la aderezamos con estilo, finura, exquisitez… tenemos que hacer mención y visualizar manteles, cubertería fina, vajilla, cristalería, servilletas… y es que los cubiertos o las copas de cristal, por poner ejemplos, tienen su aquél.

     Hagamos un poco de historia y así aprovechamos para meternos de lleno en este anecdotario cincuenta y dos

     Pasada la época romana, los invasores bárbaros dividieron sus gustos entre los que se perpetuaban en sus primitivas costumbres o los que aceptaban los usos de los conquistados. Así, la mesa, tan importante durante la decadencia de Roma, pasó a ser centro de tragonías de los nuevos inquilinos del Imperio con su proverbial falta de distinción o elegancia. Con decir que prácticamente desaparecieron los manteles y no reaparecieron hasta bien avanzada la Edad Media…

     Hasta mediados del siglo XIII no se vuelven a emplear manteles y esto sucede en las cortes más notables de Europa. En algunas, como en Francia, hasta adquirieron un popular simbolismo poco común, ya que era costumbre cortar el mantel ante un caballero acusado de cobardía.

     La servilleta también cuenta con sus historias. Como no conocían el tenedor, algunos pueblos utilizaban el heno o el serrín para limpiarse los dedos, puesto que las viandas se cogían con las manos. Los espartanos se los limpiaban con un pedazo de pan, que luego arrojaban a los perros, los romanos se pasaban lienzos perfumados por manos y cara, y ya en la Edad Media, los más refinados se servían de trapos sucios que después tiraban. 

     San Pedro Damiano (1007 – 1072), el filósofo cardenal benedictino precursor de la reforma gregoriana, contó con indignación que Felicia  Malipiero, esposa de Pedro Orseolo, dux de Venecia (928 y 987) y hermana de Romano Argiro, yerno del emperador de Bizancio Romano I Lecapeno, en vez de comer con los dedos lo hacía con un tenedor de dos púas, lo cual consideraba un lujo insensato, que sin duda atraería la cólera divina o celestial sobre ella y su esposo. Y como quiera que los dos murieron de la peste bubónica, pensó que el castigo estaba prescrito y era directa consecuencia de la ostentación mostrada.

     Claro está que obvió los millares de hombres y mujeres que perecieron en la misma epidemia y… ¡que comían con los dedos!

     A comienzos de la Edad Moderna, la dueña de la casa y sus hijas presentaban  a los invitados unas bandejas de plata que servían para lavarse las manos. En España, por ejemplo, hombres y mujeres comían por separado, costumbre esta que se ha conservado hasta hace bien poco en lugares rurales.

     La mesa ha impulsado importantes pasos en el camino del progreso. No debemos olvidar que Cristóbal Colón descubrió América buscando las Indias, proveedoras de las especias que se consumían en Europa y cuyo monopolio estaba en manos de los venecianos. Muchas de ellas cotizaban su peso en oro.

     La pimienta, por ejemplo, era tan apreciada que se servía como valioso complemento para el rescate de nobles o ciudades. Otras veces, quienes tenían que pagar estos impuestos eran las comunidades judías que vivían en ghettos o juderías de las poblaciones medievales, ya que eran consideradas buenas proveedoras a causa de las relaciones comerciales y familiares que mantenían con otros miembros de su raza o religión y que habitaban en naciones orientales.

     La canela venía a Europa desde la isla Ceilán (sur de la India), donde el árbol que la produce se llama Karandu (cinnamomum zeylanicum verum). Si tenía que atravesar toda Asia a lomos de caballerías durante meses para llegar a nuestro continente es fácil imaginar y deducir que el precio para adquirirla sería extraordinario.

     Dicho lo dicho, o mejor, escrito lo escrito, puedo hacer mía con harta satisfacción la frase: “¡cómo ha cambiado el cuento!” … y quedarme con nuestros piscolabis, refrigerios, tentempiés, aperitivos, cócteles, lunches o cáterin

     Este último servicio puede ser de tipo buffet, coffee (desayuno), vino español (aperitivo), brunch (conocido como desayuno de noche, que es una comida de media mañana que sustituye al desayuno y al almuerzo de mediodía), banquete o a domicilio.

     Se trata de empresas con personal profesional y especializado que suministran comidas y bebidas en ambientes apropiados para la ocasión, ya sean bodas, bautizos, comuniones, ‘cumples’, eventos u otras celebraciones y así nos encontramos con abastecedores, camareros, cocineros, hosteleros, proveedores, restauradores…

     Nuestros sumilleres, que sugieren puntualmente a los clientes las bebidas más apropiadas en restaurantes y hoteles; los maestros cortadores de jamón; esos camareros y azafatas con sus pulcros y multicolores uniformes, que portan hasta el logo de la empresa; el disfrute del espectáculo del venenciador, que con sus venencias extraen una pequeña cantidad de vino limpio y brillante para escanciarlos en los catavinos a distancia… Nos contentamos, a Dios gracias, con estas ‘modernidades’

     El hedonismo es una teoría que establece el placer como fin y fundamento en la vida y extrapolado al buen comer queda reflejado en lo que escribió Mark Twain (1835 – 1910): “El secreto del éxito en la vida es comer lo que te gusta y dejar que la comida combata dentro”.

Juan de León Aznar … nos seguimos deslizando por la sufrida cuesta de enero’2025


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