La Columna de Don Juan León | “El deterioro del sistema educativo es alarmante y más aún en la escuela pública”


Los enunciantes, ‘subproductos de la LOGSE’, a los que se les aprobó el examen para no traumatizarlos son hoy nuestros universitarios. Mañana… ¡Dios es grande!

¡Sapere aude! ¡Atrévete a saber! “Ten el valor de servirte de tu propia razón”.

           Estas palabras, acuñadas por Horacio y escritas en el año 1784 por el profesor Enmanuelle Kant en su ensayo “Qué es la Ilustración”, han supuesto el pistoletazo de salida a la época moderna. Con ellas, la educación deja de ser el privilegio de las elites o élites de la Atenas de Pericles para convertirse en derecho universal, en la primera influencia configuradora del modelo de hombre y de sociedad que los ilustrados soñaban y que ha llegado hasta nuestros días con la denominación de sociedad democrática.

        Y en eso estamos aquí y ahora. Intentando encontrar el sistema educativo que responda a los retos impuestos por la sociedad de nuestro tiempo. El deterioro es evidente y alarmante, y más doloso aún en la escuela pública, que debería ser bandera guía del resto (lo fue no hace mucho), pero que ha sido convertida ahora en abanderada de los vaivenes políticos. Todos somos conscientes de que lo que tenemos… ¡y no funciona!   

           Lean, lean y disfruten; pero con moderación, porque el poso del asunto es lamentable:

. “Trabajando me dejo la piel en el pellejo”.

. Endereza tú la ensalada.

. “¿No sabes qué día es hoy? Pues mira el candelario”.

. “Fue una operación a vida o muerte para instalarle un pai-pai”.

. “Le dieron un corte en la misma vena arteria”.

. “No te imaginas lo que duele un cólico frenético”.

. “La aspirina fluorescente es más rápida y eficaz”.

. “Le dio un simposium de corazón”.

. Vamos, ‘hale, hale’, que es gerundio”.

. “Hoy hay garrafas de viento”.

. “Me quedé fumigada del susto”. 

. “¡Qué calor! ¡Qué soborno!”.

. “De primer plato comimos bisesuá”.

. “Dos, cuatro, seis y así sustantivamente”.

. “Volvió del viaje refollante de salud”.

. “Llovía muchísimo, parecía el Danubio Universal”.

           Pues no. No estoy transcribiendo dislates estudiantiles recogidos en los florilegios de Luis Díez Jiménez (“Antología del disparate”) o de mi propio libro (“Amigos de la Historia”). Las frases provienen de un ‘trabajito’ que pulula por la triple W, recopilación de lo que ciertos ‘representantes’ del mundo de la ‘cultura nacional’ suelen dejar por ahí (sí, esos que reciben pingües subvenciones por ‘garambainar’). 

           Omito el ‘paternariado’ (gracias por el palabro Sr., Zapatero) de cada aljófar (perla); pero ¿qué decir del ‘homesplante la hueva emporá’ (¿cómo te planteas la nueva temporada?) de un televisivo periodista, que denunciaba el perspicaz Pérez Reverte con un sabroso artículo en “El Semanal 927”?). 

           Pero… sigan… sigan leyendo:

. “Los emperadores romanos organizaban combates de radiadores”.

. “Las nubes con mayor carga de lluvia son los gruesos cunilingüis”.

. “El paso del estado sólido a líquido se llama folifacción”.

. “Los pintores más famosos son Mikel Ángel y Leotardo Da vinci”.

. “Para hacer huevos, la gallina debe ser fermentada por un gallo”.

. Los calamares gigantes agarran a sus presas entre sus gigantescos testículos”.

. “El cerebro de la mujer se llama cerebelo”. 

. “Los estadounidenses van a misa a menudo porque los protestantes son muy 

    católicos”. 

. “Carlomagno se hizo castrar en el año 800”.

. “La mortalidad infantil era muy elevada, excepto entre ancianos”.

. “Los niños nacían a menudo a edad temprana”.

. “Para conservar el hielo, hay que congelarlo”.

. “La climatización es una calefacción fría con gas, aunque igual es lo contrario” 

   (este va para presidente).

           ‘Po sí’, ahora sí he entrecogido una serie de asertos de ‘perlas (aljófar) del COU de 2004’. Los enunciantes, ‘subproductos de la LOGSE’, a los que se les aprobó el examen para no traumatizarlos son hoy nuestros universitarios. Mañana… ¡Dios es grande!   

           Podemos completar una ‘octava real’ con las lindezas lingüísticas o confundir latinismos con anglicanismos: 

           La ‘latiniparlada’  “dixit” con el popular y entrañable ratoncito “Dixie” (el colega de Pixie); o convertir las monjas en “frailas”; o mencionar cierto plan de ayuda como “el Plan X de mierda”; o interpretar el apotegma (sentencia) “confundir las churras con las merinas” con vulgares ordinarieces; o inventar palabros nuevos como “portavoza”; o afirmar categóricamente que “murciélago” es el único término ‘panvocálico’ en español; o explicar la “Navidad” a unos niños en un colegio como “…la fiesta en que se conmemora el momento desde el que se empezaba a contarse la presencia del hombre en el mundo” (???)… de uno que presume de católico.  

           “¿Y el denotar la viga en el ojo ajeno o afirmar que “crisis” tiene un sentido de tránsito, de transformación? Todo ello por no entrar en lo de aquel que, sin haber conseguido a sus “taytantos” años (en este caso: ta = 50) la licenciatura en sus estudios, manda a doctos y laureados profesionales del ramo a aprender algo de Historia; o de la ‘empanada mental’ que sus cofrades se traen, bien proponiendo “Leyes Interplanetarias” o bien cuando utilizan vocablos como nación, matrimonio, familia, decencia, educación, injusticia, género… 

           Alguno de ellos es hasta capaz de transmutar las estrategias en “extrategias” (este ya ha sido presidente) o definir la Constitución como: “El marco democrático donde la ciudadanía debe contemplar el diálogo de los que están obligados a hablar para poder entenderse” (¡ahí me han ‘dao’!). Reléanlo lentamente, deglútanlo y después me lo explican, pues me he quedado como con lo de la climatización antes citada; es decir, traspuesto o esmorecío. 

           ¡Qué sagaces son ustedes mis queridos lectores! ¡Han dado en el clavo! Estas sutilezas están entresacadas de las conspicuas labias de alguno de nuestros cimeros o ilustres gobernantes, que vienen prodigando a lo largo y ancho del solar patrio (perdón) o más allá cuando se tercia. Claro que, cual huevo Humpty Dumpty (el del “País de las Maravillas” de Alicia), estos dogmatizan con petulancia exultante: “Cuando yo utilizo una palabra, significa exactamente lo que yo quiero que signifique; ni más ni menos” (¡juicio de Dios a los académicos y el RAE a la hoguera!).

           Visto lo visto, después del primigenio y primitivo regodeo, a uno le entra cierta desazón. Aquellos, dicen representar nuestro acervo cultural (patrimonio); estos, nos dirigen; los otros, son nuestro futuro… ¡qué perfil de país! ¿En qué papel dejan a los versados en ciencias, artes o letras y sus epígonos? ¿Y a los docentes? A estos los dejan con el salvohonor al céfiro, el tabalario al oreo, el tafanario al aura o el rulé al biruji (tome el lector la sinonimia que mejor convenga a su sensibilidad poética o directamente aquello de “con el culo al aire, suave o fuerte, y al raso”). Claro que sus razones tienen. Las mismas que, cuando al compás del 3/8 (?), nos proponían votar la Constitución Europea sin leerla. Creen que todos somos como ellos, estultos o necios clones, solo considerables como meros admiradores o simples papeletas de voto. Ya se va comprendiendo lo de la LOGSE y sus achicorias. No conviene que nadie destaque en nada para no hacerle sombra ni cuestionar a la cultura, ni a la universidad, ni a la política (así, ¡todas con minúsculas!, no se merecen más).

           Se explica, por tanto, esa proliferación de ‘camanduleros’ (hipócritas) que, ante tanta pobreza semántica, tanta insolvencia intelectual y tanta abstracción de conceptos, tratan de colar aquello de ‘estado plurinacional’, globalización, ‘soberanía compartida’, ‘federar lo ya unido’, y qué sé yo más. Seguros, eso sí, de que ni el significado ni el sentido de estos términos van a ser aprehendidos o captados por sus interlocutores.

          Dos anécdotas en un período de tiempo de 5 años:

1977: Procedente de la Misión Cultural en Marruecos arribo a Almuñécar en septiembre de ese año. A los pocos meses recibo de mis progenitores (Melilla) un paquete postal y el aviso de su retirada, que contiene el siguiente escrito: “RECOJER de lunes a viernes de 9 a 13 horas”. Me persono en Correos, protesto por lo que considero una mala imagen de cara al exterior y propongo la confección de un nuevo tampón. 

Pasados dos años continuábamos igual y me dediqué a enviar escritos mordaces e irónicos. La solución al problema llegó en 1981. ¡Arrancaron la J! (RECO_ER). ¡Asunto resuelto! Fácil, ¿verdad?

Omito el año: Caminando en junio por el paseo marítimo reparo en un pintor municipal, que está acabando un cartel indicador con la palabra AUTOBUCES. Me acerco y le sugiero: “¡Caballero, hay una C que habría que cambiar por una S!”. Sigo mi pequeña y relajadora excursión y a la vuelta… ¡el rótulo está casi terminado! Me aproximo, reitero mi observación, saca una nota del bolsillo y me espeta: “¡Mie usté maestro, yo pinto lo que me escriben!”. El encargo era de puño y letra del concejal de Mantenimiento. ¡Nada que objetar! ¡Lumbreras al poder!

          ¿Quién controla todo esto? ¿Dónde están los correctores? ¿A quién interesa? ¿Qué imagen damos? Si yo tuviera alguna ascendencia o relevancia en decisiones educativas haría algunos ’arreglillos’:

1.- Enseñaría a utilizar, indistintamente, ambas manos. Evitaríamos la inutilidad de una de ellas.

2.- ‘Cultivaría’ a nuestra ‘tercera edad’. Que todo no sea jugar a las cartas, parchís, dominó y bailar ‘Paquito el chocolatero’ en los hoteles hispanos. Charlas o cursillos previos y preparatorios para incentivarlos y ‘ganarlos’ para el disfrute y goce del arte que van a degustar en esas excursiones o visitas programadas.

3.- Impondría una hora o dos a la semana de lectura como materia obligatoria y evaluable: silenciosa, individual, colectiva, comprensiva y análisis de palabras menos conocidas, que conllevaría un exhaustivo estudio de las reglas ortográficas que minimicen los desatinos que se leen y pululan en redes sociales. 

4.- No inauguraría un Centro de enseñanza sin una dotación plena.

5.- Exigiría que el juego del ajedrez figurara en las programaciones.

6.- ‘Fabricaría’ talleres en los IES con cualificados jubilados especialistas (fresadores, torneros, ebanistas, fontaneros, carpinteros, electricistas…), que divulguen sus conocimientos atendiendo a esos escolares ociosos, que carecen de material y de ganas, que impiden el normal desarrollo de las clases, que perjudican al escolar con interés y que aguardan, de manera inexorable, la llegada de esos años que los libere de la mortificación escolar.

7.- Fomentaría valores pedagógicos y didácticos casi olvidados: creatividad, espontaneidad, originalidad, memorización y deducción.

        ¡Pongamos nuestro granito de arena por mejorar este dislate! Como anécdota, como curiosidad, como algo jovial, como algo que provoque hilaridad… ¡pase!, pero les recuerdo que tenemos en nuestras manos el futuro de muchos y la falta de respeto, disciplina, tolerancia y lasitud actual no ayuda en nada a formar individuos para el mañana.

        No olvidemos al insigne Platón: “Marcharían mejor las cosas si cada cual se limitara a ejercer el oficio que le es conocido”, o al ilustre Aristófanes: “Hay que ser remero antes de llevar el timón, haber estado en la proa y observado los vientos antes de gobernar la nave”. O sea, que los padres se dediquen a serlo, los docentes se apliquen a su cometido y los escolares sepan valorar lo que tienen, aprovechando la oportunidad que se les brinda.

                                          ¡Cuánto sabían estos griegos!  

Juan de León Aznar – marzo’2022


Sobre el autor