“Llevar los pantalones o la voz cantante” son expresiones muy utilizadas y que describen a la persona que manda, que da órdenes, que ostenta el poder, que dirige las acciones de los demás o que tiene la última palabra, ya sea hombre o mujer
Y con esta parrafada arrancamos el anecdotario sesenta y nueve.
España es un país tradicional y, por tanto, culturalmente patriarcal como otras naciones que nos rodean o que están en nuestro entorno, pero mucho menos machista y alejado de aquéllos otros que admiten el repudio o la lapidación femenina (física o figurada).
Como curiosidad hay que hacer constar que el uso de los pantalones, según las primeras referencias arqueológicas fehacientes, procede de la cultura celta de hace unos 2600 años, que poco después los pueblos germanos adoptaron esta vestimenta y las teñían y adornaban con rayas y cuadros, y que la primera mujer en llevarlos fue Elisabeth Smith Miller, conocida como “Libby” en 1861.
En los sociogramas aparece la figura del líder, que arrastra o dirige al grupo mayoritario por su personalidad, capacidad de influenciar, estimular o incentivar al resto para que den lo mejor de cada uno y alcancen comunes objetivos.
De ahí que sea recomendable, en el plano pedagógico, dotar a esta figura de responsabilidades. En un aula, sería el delegado o el capitán del equipo. El antónimo es la isla, ese sujeto desconectado de cualquier grupeto.
A día de hoy lo que definitivamente se busca y prima es la igualdad y que no se sigan copiando los antiguos modelos en las relaciones de pareja.
Como escribió el célebre médico y pensador de la generación de 1914, Gregorio Marañón y Posadillo (Madrid, 1887 – 1960):
“No son los dos sexos inferiores o superiores el uno al otro. Son, simplemente, distintos”.
El ruso Lev Nikoláyevich Tolstói, conocido como León Toltói (1928 – 1910) y considerado como uno de los más importantes escritores de la literatura mundial, salía del teatro ‘Maly’ de Moscú, después de haber visto ‘Un sombrero de paja de Italia’, la aún hoy día famosa comedia del autor teatral y comediógrafo francés Eugène Laviche (París, 1815 – 1888), cuando un amigo catedrático y snob, le dijo:
“También tú, Leo Nikoláyevich, ¿has venido a ver esta estúpida pieza?”.
La respuesta del inmenso escritor fue modélica:
“Toda mi vida he soñado con escribir algo parecido, pero carezco del talento necesario”.
Un psicólogo pronunciaba una conferencia en Roma sobre las nuevas relaciones sexuales de la pareja y durante su disertación, expuso:
“Las parejas deben realizar lo que podríamos llamar ‘período de ensayo’. Sin llegar a la unión sexual completa, conviene que durante ese tiempo se vean tan a menudo como puedan, conozcan a los respectivos padres y demás familiares, estudien similitudes y diferencias…”.
El actor y cantante italiano Lando Buzzanca (Palermo, Italia, 1935; Roma, Italia, 2022), que se hallaba entre el público, lo interrumpió con brusquedad y replicó:
“¡Perdóneme! Ese sistema tan novedoso que usted ofrece ya existía cuando yo no había nacido… ¡Sólo que entonces lo llamaban noviazgo”!
El escritor belga Georges Joseph Christian Simenon (Lieja, Bélgica, 1903; Lausana, Suiza, 1989) conocido por sus novelas policíacas protagonizadas por el comisario Maigret, explicaba así el por qué leía novelas:
“Si leo una buena, me amargo pensando que ese tipo escribe mucho mejor que yo; si leo una mala, me autoelevo a las alturas de la genialidad, ¡y a partir de ese momento todo lo que escribo me parece horrible!”.
Valéry Giscard d’Estaing (Coblenza, Alemania, 1926; Authon, Francia, 2020), si no fue cocinero antes que fraile, sí fue ministro de Hacienda antes que presidente de Francia.
Hablaba un día sobre la declaración de la renta y dijo:
“Un hombre, al declarar sus ingresos, puede compararse a una muchacha que llega a una playa. Ambos comienzan a quitarse lo que la ley les permite… y si no se les vigila cuidadosamente, se quitarán un poco más”.
El genial Alfred Hitchcock (Leytonstone, Londres, Reino Unido, 1899; Bel-Air, Los Ángeles, California, Estados Unidos, 1980), director de cine, productor y guionista británico, relató a un periodista la trama que soñaba y anhelaba filmar algún día:
“Una cantante de ópera está atacando una nota muy alta, con la cabeza levantada, cuando ve que en la pasarela del teatro apuñalan a un hombre. La nota alta se convierte en un grito de terror, por lo que recibe una ovación atronadora. El cadáver cae al patio de butacas. En un terrible estado de nervios, llevan a la ‘prima donna’ a su camerino, donde pide que la dejen sola. Luego, coge el teléfono y rápidamente marca un número…”.
“¿Qué pasa entonces?”, urge el periodista, ante el repentino silencio de Hitchcock.
“Lo ignoro”, contestó el gran don Alfredo.
Durante una ceremonia oficial en Washington, una joven preguntó al capellán católico de la Fuerza Aérea, John Doonan, si era soltero, a lo que respondió el sacerdote: “No sólo soy soltero, sino que soy lo que podría llamarse un padre soltero”.
“Educar en la igualdad y el respeto es educar contra la violencia” escribió Benjamín Franklin (1706 – 1790) y con él ponemos punto final a este anecdotario.
Juan de León Aznar … y con esto y un bizcocho… se acaba mayo’ 2025
