La Columna de Don Juan León | “Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres”


Resulta insólita la firmeza para asuntos que atañen a la violencia doméstica y lo lenificado (tendencia a suavizar o aplacar un sufrimiento) que resulta del trato a los exabruptos  en la enseñanza

Echemos mano de la Historia a modo de introducción al tema que nos ocupa. Desde noviembre de 1917 hasta septiembre de 1918 se sucedieron 14 gobiernos. En esos nueve meses el malestar social fue en aumento constante y las huelgas se sucedieron a un ritmo vertiginoso. Contribuyó a incrementar la inseguridad general el fenómeno del “pistolerismo”, habida cuenta que el enfrentamiento patronos-obreros se resolvía con el atentado personal y el terrorismo. Y aquí nacen mis dos preocupadas preguntas: ¿no estamos, por mor de la dejadez, incompetencia, permisividad y afán electoralista de las Administraciones, estableciendo un paralelismo peligroso con aquella época (salvando las lógicas distancias) en cuanto a agresiones físicas y psíquicas en la enseñanza, en las urgencias de los hospitales o en la calle con sus reyertas, ajustes de cuentas, bandas juveniles…? ¿No se trata de un ‘pistolerismo’ zafio y barriobajero el que estamos sufriendo?  

             Aparece en el amplio espectro social un nuevo deporte nacional: ¡la caza del pichón’ docente! Se le ‘dispara’, se le ‘despluma’ y… ¡a la ‘olla’! Entretenido, ¿verdad? El ‘aire’ que se está gestando es nauseabundo, así es que parafraseo a Necker Saussure y escribo: “Las palabras ofenden más que las acciones, el tono más que las palabras, y el aire más que el tono”.

             No hace muchas fechas, una madre belicosa, uno de esos anómalos subproductos de nuestra bien carreteada acordanza nacional (razónese el eufemismo), agredió brutalmente a una maestra. ¡Nada nuevo al pie de Sierra Nevada!

             Poco antes, tuvo lugar en Alicante otra ‘embestida’, esta vez realizada por un alumno a un profesor aprovechando la indefensión a la que este se ve sometido para poder, cuanto menos, repeler la agresión. Para colmo, el embate era grabado por una alumna con su ‘móvil’. ¿La finalidad?… No se apuren, en breve tiempo estos dislates serán televisados.

             También, por estas datas, más agresiones al profesorado en Barcelona, Salamanca, Cádiz… ¡Y esto no es más que la punta del iceberg! Debajo, subyacen las amenazas, los insultos, las burlas, las vejaciones y qué sé yo cuántas formas de acoso y presión si se descarga la adrenalina del bruto de turno sobre aquellos que no tienen más pecado que tratar de sacar a los discentes de la burricie a la que interesadas diligencias político-sociales los llevan o conducen inexorablemente.

             Recuerden a John Dryden cuando dijo: “El ofendido muchas veces sabrá perdonar, pero el ofensor jamás perdona”.

             No pretendo lanzarme, cual ahidalgado manchego, a ‘desfacer’ entuertos a trochemoche ni aportar soluciones, aplicando pócimas o bálsamos de Fierabrás (cantar de gesta del siglo XII, que narraba la reconquista de las sagradas reliquias en poder del gigante sarraceno, que finalmente se convirtió al cristianismo). ¡Dios me libre! Para eso está el ‘alucine’ administrativo, bisojo ya a fuerza de mirar hacia otro lado.

             Lo que me rebela y me encrespa, incitándome a enristrar el esfero (poner el ‘boli’ en posición de lanza y atacar), es la frivolidad con la que se trata un tema tan delicado. Resulta insólita la firmeza para asuntos que atañen a la violencia doméstica y lo lenificado (tendencia a suavizar o aplacar un sufrimiento) que resulta del trato a los exabruptos  en la enseñanza.

             Podría aducirse que aquellas conllevan frecuentemente delitos de sangre; pero ¿habrá, por ventura, que esperar a que esos hematíes, leucocitos y plaquetas salpiquen las aulas?

             ¡Corramos un (es)tupido velo”! Lo de menguar o ningunear a profesionales tildándolos de noveles es gatuperio (embrollo o intriga) que debe revolver las entrañas de cuantos alcanzan el puesto tras largos estudios, duras oposiciones y dilatadas prácticas. Pero… ¡sigo, sigo! Intuyo que algunos pergeñarán que con 25 o 30 años de servicios aún no le han cogido el busilis (ese punto en el que radica la dificultad) a la profesión, porque esos paladiones de foscos intereses se lo creen. ¡Pobres!

           Lo que más me ‘repatea’ y que se sale de madre y del tiesto es el (a río revuelto…) confundir las churras con merinas, o lo que es lo mismo, la inestabilidad profesional con la violencia social. Descargar la agresividad de ciertos ‘elementos o sujetos’ en la provisionalidad de las plantillas es de una irresponsabilidad sin límite, ya que el culpable del ataque es el agresor, no el ‘embestido’. ¿Lo grave?: Que esto venga auspiciado por espurios sochantres (cóctel sui géneris, que mezcla al bastardo con el director del coro en los oficios divinos) de apócrifas y falsas voces sindicales, que para henchir sus facundias (facilidad parlante) o mantener sus sinecuras (empleos lucrativos de poco o ningún trabajo) lo mismo cargan contra esos noveles que contra los veteranos, al considerar que estos copan y obstruyen el acceso de la juventud a puestos de trabajo en las grandes ciudades.

           No soy quién para arbitrar medidas, pero señalaría algunas como:

1.- Que la Administración se persone como acusación particular.

2.- Que no se retiren las denuncias.

3.- Que se tipifiquen los hechos, según daños.

4.- Que se califiquen estas agresiones como delitos de atentado, que permitan imponer penas de cárcel.

5.- Que los padres tomen más conciencia y se impliquen más en este grave problema.

CRONOLOGÍA DE ALGUNOS HECHOS

(acaecidos en la provincia de Granada)

2004:

           MAYOLa madre de una alumna agrede a un profesor en el colegio “Pascual Bailón” de Pinos Puente. Dos meses de baja, la escolar continuó matriculada y la ‘interfecta’ acudía a recogerla diariamente.

           SEPTIEMBREAgresión a una maestra del CEIP “Reyes Católicos” del Zaidín. Traslado de la profesional del Centro, mientras la ‘ínclita’ discente seguía asistiendo regularmente.

           DICIEMBREEl padre de una alumna de un colegio de Santa Fe arremete contra una profesora en la calle. Tras una crisis psicológica importante, maestra y padre se ven con frecuencia por las inmediaciones del centro.

2005:

           MAYOEn el IES “Aricel” de Albolote, un alumno agrede a un profesor, que estuvo de baja por depresión.

                        –  El director del CEIP de Campotéjar recibe amenazas de un padre tras anunciarse la expulsión de su hijo.    

                        –  La madre de un alumno del colegio “La Malagona” de Loja abofetea a una profesora. La menor siguió en el Centro y a la profesora se le trasladó.

           JUNIOEl director del IES de “Las Gabias” es retenido en su despacho por el padre de un alumno expulsado, que después cambió de Centro. El director aseguró que este suceso le marcó su vida de forma muy negativa y que nada ha vuelto a ser igual desde entonces.

           OCTUBRE El director del IES de Benalúa de Guadix es agredido por el tío de un alumno, sin haber intervenido en la trifulca entre este y otro compañero dentro del centro educativo. El director, atendido por derrame ocular y perforación de tímpano, estuvo bastante tiempo de baja; otro profesor, que también fue dado de baja y a quien iba dirigida la agresión pidió el traslado del IES, que le fue concedido; el alumno siguió en el Centro; y su tío, arrestado por antecedentes penales.

2006:

            ENEROUn alumno expulsado entró en el CEIP “Parque de las Infantas” de Pinos Puente y agredió a un profesor, que estuvo de baja laboral. Los docentes solicitaron el traslado del escolar.

            JUNIOUn alumno se masturba delante de una maestra en Pulianas. Lógica baja por depresión.

2007:

            MARZO – (Precedente peligroso que nos remite al primer párrafo del artículo):

            Una profesora de Enseñanza Primaria se llevó el susto de su vida cuando al abrir la puerta de su casa en un pequeño pueblo de la provincia, encontró un bote de salfumán (ácido clorhídrico, HCl) con una mecha ardiendo. El compuesto químico es un gas utilizado para la fabricación manual de “cócteles molotov”. El que se entretuviera antes de abrir, instantes después de que alguien pulsara el timbre, impidió que el preparado le explotara en la cara.

            El suceso no fue denunciado… ¡por miedo! Las consecuencias de vivir en una pequeña localidad y toparse todos los días en el aula con los agresores y en la calle con sus familias inclinó la balanza hacia el silencio.

            MARZO – En un colegio de la capital, unos padres insultaron y amenazaron a un docente por no se sabe qué asunto menor. El profesional obtuvo la baja laboral, aunque finalmente optó por denunciar.

Nota aclaratoria:

Estos episodios han sido extraídos de distintas publicaciones, no es cosecha personal. Me he limitado a redactarlos y ordenarlos cronológicamente.

            Voy a echarle una mano a la Administración, tipificando las lesiones y los castigos. Son unas sugerencias en clave de humor para desviar la atención del dramatismo, cretinismo y desatino existente, amén de tanto ‘mastuerzo’ suelto. Una máxima de Pitágoras era: “Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres”. ¡Qué razón tenía!           

CUADRO DE 12 LESIONES Y SUS RESPECTIVAS SANCIONES:

(solo se utilizarán dos vocablos:  agresor y/o agredido)

  1. Fractura de cúbito o radio: firma del agresor en la escayola para inmortalizar el hecho.
  2. Rotura de una tibia o un peroné: la misma sanción que la anterior, aunque esta puede ir acompañada de un dibujo. Se recomienda la caricatura del agresor.
  3. Una pareja completa de antebrazo y pierna: el agresor se ocupará, llegado el caso, de proporcionar unas muletas al agredido, que serán devueltas no más de seis meses después del ‘percance fortuito’.
  4. Una costilla: ‘indisposición’ sin importancia, que no precisa de mayores atenciones por parte del agresor.
  5. Dos costillas o más: solo si el agredido presenta problemas respiratorios el agresor será importunado o molestado para que recomiende un neumólogo.
  6. Fractura de fémur o húmero: el agredido invitará al agresor a merendar dos veces al mes para hacer más corta la espera.
  7. Una brecha en la cabeza con menos de cuatro puntos de sutura: compromiso por parte del agresor, siempre voluntario, de proporcionar al agredido un gorro o similar, bien entendido que este deberá comunicar la talla ‘cabezal’.
  8. La lesión anterior, pero con más de ocho puntos de sutura: el agresor facilitará, nunca comprará, un sombrero de ala ancha al agredido por una simple cuestión de estética.
  9. Una depresión leve: SMS o WHATSAPP del agresor una vez al mes, eso sí con contestación inmediata para que quede constancia escrita del interés mostrado.
  10. Una depresión aguda: el agredido mostrará su agradecimiento porque la ‘cosa’ no haya ido más lejos.
  11. Deterioro’de falanges, falanginas o falangetas: el agresor supervisará la acción del especialista para que la férula colocada no resulte muy aparatosa, dé lugar a malos entendido o tenga consecuencias posteriores.
  12. Contusiones, traumatismos, ‘chichones’, magulladuras, luxaciones y demás ‘porrazos leves’: ¡sin sanción!… ¡bote!

           Orison Sweet Marden escribió: “La sonrisa es una verdadera fuerza vital, la única capaz de mover lo inconmovible”, y el profeta Mahoma decía: “El que hace reír a sus compañeros merece el paraíso”. Yo no aspiro a tanto, me daría por satisfecho con haber sido capaz de arrancar una sonrisa a mis ‘colegas’ y a esos responsables padres, tan solo preocupados por la educación de sus hijos.

     Para desdramatizar algo el asunto que nos ocupa, ahí dejo una suculenta anécdota escolar. Se trata de una justificación sarcástica de puño y letra escrita por una madre que pretende ridiculizar a su hijo, ya que la excusa da que pensar.

Juan de León Aznar – abril’2022


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