La historia de Roma empezó a gestarse en el siglo VIII a. C., la República en el VI a. C. y el Imperio en el siglo I a.C. Los logros tecnológicos alcanzados en este tiempo fueron abandonados en la Edad Media, pero resurgieron en los siglos XIX y XX
El escritor inglés James Graham Ballard dejó una bella cita para la posteridad: “Cultiva las virtudes romanas: la dignidad, el orgullo y el estoicismo hasta la muerte”.
Seguimos conociendo más peculiaridades de estos romanos y su influencia en nuestro quehacer diario, así es que nos damos de bruces con la tercera entrega, que comprende de la “g” a la m.
Gestos: Los actuales como ‘hacer la peineta’, ‘poner los cuernos’ o ‘tirar de las orejas en los cumpleaños’, ya eran de uso corriente.
Grafitis: Son pintadas que adornan o ensucian, según qué casos, las paredes de las urbes europeas. En Roma se utilizaban como publicidad política, ventas de casas o petición de objetos perdidos. En algunas pintadas podía leerse: “Me tiré a la tabernera” o “Euplia lo ha hecho aquí con 2000 hombres finos”. Pompeya tenía entre diez y veinte mil habitantes cuando quedó sepultada por la erupción del Vesubio el 24 de octubre del 79 d.C. y se conservan más de once mil grafitis en sus muros con temas variados: amorosos, informativos, sexuales, amenazantes, literarios (frases de la “Eneida”) … Uno de ellos recuerda a ‘twitter’: “Me admiro, pared, de que no te hayas derrumbado, teniendo que soportar tantas tonterías escritas sobre ti”.
Guardaespaldas: Octavio Augusto, sucesor de Cayo Julio César decidió prestar atención a hombres como Artemidoro de Éfeso, que avisó a César de la conspiración contra él, y creó un cuerpo de guardaespaldas, pretorianos, y una red de espías domésticos, delatores, pero acabaron elaborando denuncias falsas para enriquecerse, ya que por ellas cobraban importantes cantidades.
Helado: Los romanos más opulentos solían degustar sorbetes de nieve a base de leche, huevos y miel muy parecidos a nuestros refrescantes helados.
Hooligans: Eran aficionados a los juegos de pelota (no al fútbol), a los carros y a los combates. Las cuadrigas se repartían por equipos y se diferenciaban por colores, que en un principio fueron blancos y rojos. Más tarde se sumaron los azules y los verdes.
Se cruzaban apuestas y el ‘forofismo’ era extraordinario. Basten como ejemplos los de Aulo Vitelio Germánico y Lucio Septimio Basiano “Caracalla” por los azules y el de Cayo Julio César Calígula, Nerón Claudio y Tito Flavio Domiciano por los verdes.
Influencer: Escipión Emiliano se afeitaba a diario y acabaron imitándolo.
Insulas: Etimológicamente significa ‘isla’. Eran bloques de casas de 3 a 7 pisos. Los bajos se usaban para tiendas, tabernas y establecimientos de bebidas y comidas rápidas. Los apartamentos inferiores, destinados a la clase media, eran los mejores y más caros, ya que estaban equipados de agua corriente y sistemas de saneamiento, lo que no ocurría en los superiores.
Una ínsula podía albergar a 40 personas, lo que hacía que la ciudad llegara a contar con dos millones de habitantes (en tiempos de Octavio Augusto ya tenía un millón) y la mayoría vivía en estas ‘insulae’, que llegaban a tener 5 o 6 ‘cenáculas’(pisos) por planta, la mayoría de alquiler. Era común ver en las ventanas macetas con flores.
Jacuzzis: En Pompeya había casas con baños enormes y sus dueños invitaban a sus amigos para evitar el cotilleo de las termas. Tanto los públicos como los privados gozaban de magníficos servicios y algún personaje público se ganaba el favor de la gente regalando gratuidades para entrar en las termas.
Leyes: Los delitos por cohecho, malversación o corrupción, tan en boga hoy día,ya estaban tipificados en la antigua Roma. Pero, hagamos algo de historia.
En el 377 a.C., Licinio Calvo Estolón, tribuno de la plebe, dictó una restricción sobre la acumulación de tierras y una severa reglamentación para los deudores. Fue acusado de violar sus propias leyes.
En el período republicano (509 a 27 a.C.) se denunció el sistema electoral corrupto contra gobernadores sin escrúpulos, que cobraban impuestos excesivos u obtenían dinero de la administración pública:
Lex Calpurnia (149 a.C.). Contra el gobernador de Lusitania, Servio Sulpicio Galba, por malversación de fondos. Un jurado le obligó a devolver lo sustraído, ya que por entonces ese era el castigo.
Quaestiones perpetuae (123 a.C). Investigaban las malas prácticas de los gobernadores y los tribunales permanentes definían el ‘crimen repetundarum’ (corrupción, cohecho y tráfico de influencias). Perdieron su competencia en los últimos años del siglo II del Imperio romano.
Crimen maiestatis. Contra el abuso de poder de senadores y magistrados, que era considerado un acto muy grave contra la República. Las penas eran la muerte o el exilio voluntario.
Crimen peculatus. Perseguía la malversación y la apropiación indebida de fondos públicos como la alteración de monedas, la venta de documentos oficiales por parte de los funcionarios o el hurto a las arcas del Estado.
Crimen ambitus. Seguimiento exhaustivo de la corrupción electoral, sobre todo por la compra de votos.
Lex Acilia (123 a.C.). Subió la pena por malversación de la ley Calpurnia, doblando el daño causado por el funcionario. Se ha conservado gran parte del texto original.
Lex Sempronia agraria (122 a.C.). Regula la distribución de tierras públicas (‘ager públicus’). A principio de la República existían tres tipos de tierras: las de pastos comunes, las privadas y las públicas o de dominio público.
Lex Servilia Repetundis (111 a.C.). Dictó penas severas por cohecho con pérdida incluso de los derechos políticos. Prevaricación o corrupción; por ejemplo, crear impuestos de forma arbitraria e injustificada.
Lex Livia Iudiciaria (91 a.C.). Completa las dos anteriores contra los jueces corruptos.
Lex Cornelia (81 a.C.). Condenaba a magistrados que aceptaban dinero en juicios por cohecho. Da su nombre al dictador Lucio Cornelio Sila y se publicó tres años antes de su muerte.
El anteriormente citadoPetronio denunciaba en el siglo I abusos de poder y enriquecimiento personal.
Otros apuntes:
Robo de fondos públicos:
El gobernador de Sicilia, Cayo Verres (120 a 43 a.C.), fue el ‘corruptócrata’ ideal, ya que llegó a sustraer del dinero público cuarenta millones de sestercios.
Siendo cónsul, Cayo Julio César propuso la Lex Iulia, la más severa contra la corrupción, penadas con multas desorbitadas y destierros.
Con la llegada del Imperio (27 a.C.), lejos de disminuir, aumentó la corrupción y a partir de Octavio Augusto el erario fue sustituido por la ‘caja privada del emperador’.
Durante el gobierno de Publio Elio Adriano (24 a 76 d.C.) se amplió el crimen repentundarum a todos los actos de malversación de funcionarios públicos hasta con penas de muerte.
También apareció el crimen concussio por contribuciones no establecidas por la leya los ciudadanoso aumentar otras de manera desorbitada.
Manto: Era una especie de toquilla llamada palla, que las mujeres romanas solían llevar por encima de la túnica cuando salían fuera de sus casas.
Mapas: Octavio impulsó un servicio de cartografía notable con mapas muy desarrollados de todo el Imperio.
Maquillaje: El gran poeta romano Publio Ovidio Nasón escribió: “También sabéis blanquearos el cutis poniéndoos cremas, y a la que no tiene de por sí tono sonrosado se lo procura artificialmente. Así rellenáis los espacios vacíos de vuestras cejas y un pequeño lunar adorna vuestras mejillas. Y no os da vergüenza pintaros los ojos con un poco de ceniza o azafrán”.
Se han llegado a encontrar cajas de maquillaje de madera y de marfil, que se encuentran en Nápoles (siglo II) o Mérida (Badajoz).
Marcadores kilométricos (“milia passum”). Columna de piedra, que marcaba las millas. Hoy se utiliza el mojón de piedra, granítica normalmente, o el hito kilométrico de metal.
Matrimonio: Antes que apareciera el cristianismo ya era una realidad, porque se trataba de una obligación cívica. El novio le ponía un anillo a la prometida (de oro en su mayoría), y la novia llevaba una túnica de color blanco, así como el velo. El anillo también se ponía en el dedo anular.
Mítines: Las ‘contiones’ eran las reuniones informales que se celebraban en el período republicano de Roma y en el transcurso de las cuales los magistrados y los ciudadanos podían debatir cara a cara. También eran frecuentes los discursos y los debates antes de las elecciones para intentar atraer el voto de los ciudadanos.
Moda: En el siglo III a.C., el gran comediógrafo latino Tito Maccio Plauto en su obra “Sorense” y a través de su personaje “Epídicus”, ya se lamentaba de los vaivenes de la moda y sus cambios, y el escritor y abogado romano Aulo Gelio refería que los romanos no usaban túnica al principio, solo toga.
Las damas, capa.
Mortero: Es un material de construcción, opus signinum, que consistía en partir tejas en trozos pequeños, mezclarlas con cal y golpearlas con un pisón. Hoy día se utiliza en modernas reconstrucciones. El nombre viene de los términos opus (obra) y signimun (procedente de Signia, ciudad de la región italiana del Lacio, Segni en la actualidad).
Por ser una herencia fenicia se puede apreciar este material en las piletas de la factoría romana de salazones de “El Majuelo” (siglos IV a.C. al IV d.C.) de Almuñécar (Granada).
“Panem et circenses”, literalmente “pan y espectáculos del circo”,es una locución latina del gran poeta Décimo Junio Juvenal, que puede leerse en sus “Sátiras”, X, verso 81.
Es peyorativa y de uso actual, criticando a los gobiernos que, para mantener aletargada a la población y ocultarles hechos controvertidos, la agasaja con buenos alimentos y buen entretenimiento, aunque sea de baja calidad.
Esta frase se ha visto reproducida por muchos escritores, como Pablo Forneren la España del siglo XVIII:
“El vulgo ha de tener divertimento: es necio y neciamente se divierte. Diviértase en buena hora; es justo intento”.
Así es que hemos de procurar que no nos tomen por sandios, estultos o, simplemente, tontos…. ¡y cuídense!
Juan de León Aznar, verano’2022
