La Columna de Don Juan León | “Camino lento, pero nunca camino hacia atrás”


En anteriores anecdotarios, concretamente en el 14 y en el 27, me he referido, de pasada, a una cualidad que aúna empeño, firmeza, insistencia, persistencia, pertinacia, tenacidad o tesón, y que no es otra que la perseverancia, junto a su hermana la constancia

     Se trata del continuo esfuerzo que se necesita para lograr aquellas metas que nos hemos propuesto en la vida y que implica la no’ rendición ante cualquier adversidad, desafío, dificultad u obstáculo que se nos presente en nuestro diario caminar. En resumen, no debemos perder jamás ni la firme voluntad ni la imprescindible esperanza.

    De ahí que sus cuatro principios fundamentales sean: marcarse un propósito, dar un paso hacia lo desconocido, batallar con la decepción y laburar con medios limitados.

     Muchos son los personajes que han profundizado en esta virtud y entre ellos destaco al exembajador de Estados Unidos en Haití Frederick Douglas (1818 – 1895):     

     “Sin lucha no hay progreso”, que explica la importancia de la acción tras el éxito.

     El ilustre diplomático inglés, que fuera primer ministro del Reino Unido, Winston Leonard Spencer Churchill (1874 – 1965), también se suma a la causa

     “El coraje es ir de fracaso en fracaso sin pérdida de entusiasmo”, donde nos aconseja que nos forjemos con nuestras caídas.

     El emperador de los franceses Napoleón Bonaparte (1769 – 1821) nos dice: 

     “Imposible es una palabra que sólo se encuentra en el diccionario de los necios”, que nos viene a decir que al menos hay que realizar una profunda reflexión antes de decir que algo es imposible. 

     Y para Abraham Lincoln (1809 – 1865) supone dar pasos cortos dirigidos al futuro cuando escribe: “Camino lento, pero nunca camino hacia atrás”.

     Y dicho lo dicho o escrito lo escrito, pasamos sin más demora a exponer el anecdotario ochenta y cuatro… ¡cómo pasa el tiempo!

     John Abernethy (1764 – 1831) fue un cirujano inglés al que se recuerda popularmente por haber dado nombre a la galleta con su nombre, un producto horneado de harina gruesa destinado a facilitar la digestión.

     Aparte de por su ciencia, era famoso por su laconismo, al extremo de haber dado pie a que se contara de él la siguiente anécdota:

     Una señora fue mordida por un perro en un brazo y acudió a su consulta. El galeno sostuvo con ella este diálogo… si así se le puede llamar:

     ¿Desgarrón? / Mordedura. / ¿Gato? / Perro. / ¿Hoy? / Ayer. / ¿Duele? / No.

     Y tras desinfectarla… ¡Adiós!

     El aristócrata alemán, barón Bifield solicitó que le nombraran académico de número en la Academia de Ciencias de Berlín, fundándose en que había descubierto un cometa que al cabo de poco tiempo chocaría con la Tierra, provocando una catástrofe de enormes dimensiones.

     El presidente de la Academia le felicitó por su descubrimiento y le comunicó lo siguiente:

     “No es razón suficiente para nombrarle académico porque si su descubrimiento era falso no tendría nunca razón para la distinción solicitada, y si era exacto la Academia desaparecería y no valía la pena ser académico”. 

     En una tertulia parisiense de intelectuales se recordaba que el matemático, físico, filósofo, teólogo católico y apologista francés Blaise Pascal (1623 – 1662) olvidaba sus dolores de cabeza ideando problemas de matemáticas, y dijo el dramaturgo, novelista, periodista y abogado, también francés, Tristán Bernard (1866 – 1947):

     “Pues a mí me sucedía exactamente lo contrario, cuando era escolar. Olvidaba los problemas de matemáticas inventando dolores de cabeza”.

     En unas elecciones a diputados a Cortes el gran escritor, ingeniero, dramaturgo, político y matemático español José María Waldo Echegaray y Eizaguirre (Madrid, 1832 – 1916) fue derrotado en Oviedo y en Murcia, lo que causó un tremendo disgusto a Cristino Martos y Balbí (1830 – 1893), abogado  y político, que fue ministro de Estado en distintos períodos, presidente del Congreso de los Diputados y ministro de Gracia y Justicia. 

     Fue personalmente a visitarlo, solicitándole que se volviera a presentar por otros distritos. Echegaray repasó el listado de vacantes y le dijo:

     “Me presentaré por Quintanar de la Orden”.

     ¿Por qué?, le interrogó el amigo:

     “Porque allí me conocen. Hace dos años me patearon una obra y los actores tuvieron que salir protegidos por la Guardia Civil. Estoy seguro de que me recordarán”.

     Y en efecto, José Echegaray salió elegido diputado por Quintanar de la Orden (Toledo).

     Como me gusta acabar como empiezo, escojo al novelista, filósofo y periodista argelino-francés Albert Camus (1913 – 1960): 

     “En la profundidad del invierno, aprendí que en mi interior hay un verano invencible”. Nuestras fuerzas se mantienen pasivas, pero nunca dormidas.

      Y cierra el artículo el estadista, abogado y diplomático estadounidense John Quincy Adams (1767 – 1848): “La paciencia y la perseverancia tienen un efecto mágico ante el que las dificultades desaparecen y los obstáculos se desvanecen” … ¡hay que apostar por ellas y todo será más fácil!

Juan de León Aznar… dando tumbos por este noviembre’2025 que comienza.


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