He introducido este genuino y singular estudio lingüístico local, porque lo considero de gran interés general y servirá de connubio con otras localidades, que tengan parecidas afinidades o presenten grandes divergencias con respecto a lo aquí tratado. ¡Espero que les interese!
Recojo, como preámbulo o para abrir boca, lo escrito por el francés Pierre Lecomte du Nóuy: “A partir del momento en que se desarrolla la palabra, aparece la personalidad humana” o el jurista estadounidense Oliver Wendell Holmes: “Toda palabra es un templo, en el cual está encerrada, como en un relicario, el alma del que habla”. O sea, ¡la nuestra!
Recordemos que Almuñécar es un término municipal bastante extenso, limitado al sur por el Mar Mediterráneo. Tres valles se abren en abanico hacia la costa, los que configuran los ríos Jete, Seco y Verde, cerrados por importantes cadenas montañosas, todo ello referido o comentado con anterioridad.
Esta morfología geográfica determina unos comportamientos sociales muy característicos. En primer lugar, representa un doblamiento disperso con multitud de cortijadas y varios anejos que, en algún caso (La Herradura), constituyen un núcleo urbano bastante definido. Por otra parte, este hábitat marca la actividad económica del municipio: agricultura y ganadería en montes y vega, y pesca en la zona costera. De aquí, un enfrentamiento, naturalmente cordial, entre cortijeros y marengos, que han dado vida a curiosas costumbres, como lavarse la cara en la playa la ‘Noche de San Juan’, las hermosas leyendas como la de los amantes del peñón de “El Santo” o las procesiones marítimas de la Virgen del Carmen o de la Antigua.
Los años sesenta trajeron a Almuñécar dos auténticas revoluciones: los cultivos subtropicales y el turismo. Con ellos, una gran población procedente de todo el mundo, ha dado a nuestra ciudad ese aspecto cosmopolita de hoy, sin que, por suerte, haya perdido (al menos en proporciones decisivas) su perfil tradicional.
Así pues, Almuñécar puede articularse en las siguientes zonas:
- Montes: poblamiento en cortijos dispersos. Ganadería (cerdos y cabras). Agricultura de secano (almendro, vid, olivo y algo de cereales). Población sociológicamente conservadora (gran valor folclórico) y en clara regresión habida cuenta la emigración hacia centros urbanos del municipio.
- Vegas: en los cursos bajos de los tres ríos. Doblamiento en cortijos, pero con algún núcleo bien poblado (Torrecuevas). Agricultura subtropical. A la ganadería tradicional se añade alguna vaquería. Población híbrida entre rural y urbana. Viven en su mayoría en los núcleos urbanos.
- Núcleos urbanos costeros (Almuñécar centro y La Herradura), con sectores sociales claramente diferenciados: pescadores (Castillo y Los Marinos) y propietarios agrícolas comerciantes y profesionales, amén de la población generada por el turismo (construcción, inmobiliaria y hostelería).
- Urbanizaciones costeras: doblamiento en chalés y población en buena parte al margen de actividades liberales y procedentes del exterior. Por regla general, personas maduras o ancianas.
La estructura social de Almuñécar ha determinado unos sectores lingüísticos bastante definidos:
- Uno andaluz arcaizante, conservador de los rasgos lingüísticos peculiares del municipio: los cortijos. En su habla conviven arcaísmos, andalucismos y vulgarismos.
- Otro que podemos llamar andaluz popular, constituido por los agricultores emigrados a los núcleos urbanos, y los pescadores y obreros que, manteniendo muchas de sus peculiaridades, aceptan nuevas y extrañas formas. En su habla se confunden andalucismos y vulgarismos.
- Y por último el andaluz-castellano, que albergaría a las clases media y alta (en la escasa proporción en que esta aparece en nuestro abanico social. Estos son almuñequeros autóctonos, se transforman lingüísticamente en contacto con los nuevos pobladores procedentes del resto de España y acceden a la cultura a través de los centros de enseñanza, y los propios pobladores de aluvión. Es el sector menos andaluz y vulgar, aunque conserva rasgos peculiares.
Teniendo en cuenta esta variedad voy a tratar de sistematizar los rasgos propios del habla de nuestra localidad, en relación con las normas dialectales andaluzas.
F o n é t i c a
1 Fonética de las vocales
Como todos los andaluces, los almuñequeros o sexitanos, alargan y abren las vocales cuando dejan de pronunciar una consonante. Así este > eete; las casas > las casaa; Granada > Granáa.
Pero, además, en Almuñécar se dan curiosos comportamientos; por ejemplo, en los cortijos es frecuente el cierre de la –a final; (a>e): azúcar > azuque; peseta > pesete; almíbar > almíbe.
Por su parte, los pescadores ofrecen a veces el fenómeno contrario (e>a): Félix > Fali.
Un rasgo general en los dialectos andaluces tiene en Almuñécar especial relevancia: la aparición de una –a inicial: aluego, ajuntar… Igualmente hay un rasgo vulgar que se da con frecuencia: el cambio de timbre de vocales (medicina > medecina).
2 Fonética de las consonantes
- Aspiraciones:
Como en casi toda Andalucía los almuñequeros tienen una fuerte tendencia a la aspiración, manifestada sobre todo en cuatro sonidos:
- aspiración de h inicial: hacha > hacha. Esta clara regresión se localiza, sobre todo, en los cortijos.
- aspiración de –s a final de sílaba o de palabra: este > ehte; las casas > lah casah. A veces la –s desaparece y la vocal que le antecede se alarga.
- relajación de la j intervocálica: trabajo > trabaho. Entre los pescadores se llega a la desaparición: trabao.
- aspiración de f- inicial: fuimos > huimos.
- Ceseo – Seseo:
Almuñécar se encuentra en la frontera entre la predorsal (silvante fuerte), típica de la Andalucía Occidental y la coronal (silvante suave) propia del oriente andaluz (más castellana). Ello provoca que una y otra aparezca en el discurso del almuñequero. Por otro lado, el ceceo es de uso frecuente tanto en los montes como en la costa y, al contrario, el seseo es muy raro y se da entre personas procedentes en estrecho contacto con Granada capital, donde las clases media y alta sesean. La distinción castellana s – z se está abriendo camino entre los jóvenes por influencia de los medios de comunicación y los centros educativos.
- Africadas:
Las consonantes africadas (ch – y) tienen en Almuñécar los rasgos típicos andaluces. La c (ch) se suaviza y se alarga hasta producir un sonido sibilante: mushacho. La y (y) se ha extendido al sonido ll (ll), por lo que el yeísmo es un fenómeno generalizado: calle > caye.
- Pérdida de consonantes:
Los españoles meridionales tendemos a ‘comernos’ las consonantes. Con ellas caen las vocales vecinas y llegamos hasta apócopes bastante notables: En casa de Juan > An ca’Juan.
Son las consonantes finales y la –d– y la –i- intervocálicas las que caen con más facilidad: reloj > reló; Granada > Granáa; tenido > tenío; coja > coha > coa.
También es general la simplificación de grupos consonánticos: objeto > ojeto.
- Otras alteraciones consonánticas:
La confusión r – l es como en toda Andalucía, frecuente. Pero, en Almuñécar alcanza curiosas formas como ‘caramales’ por calamares.
La r también sustituye a otras consonantes, por ejemplo: facturillas > farturiya. Por último, es muy almuñequera la pronunciación de consonantes no existentes en el español modelo: mucho > muncho; chalet > charlé.
También encontramos: riendo > riyendo; friendo > friyendo.
Morfosintaxis
Gramaticalmente el alumno almuñequero como en toda Andalucía se ajusta, en general, a las normas del español modelo. No hay casos de vulgarismo como el laísmo-loísmo tan frecuentes en el resto de España. Incluso en zonas-modelo (?) como Valladolid y el rasgo sintáctico vulgar frecuente aquí se me > me se, se da en todo el país.
Pero hay dos usos verbales peculiares del andaluz que aquí se conservan con fuerza: haber-ser: si hubieras venido > si fueras venido.
Hay otros usos gramaticales que poseen un indudable encanto: el uso del diminutivo -uelo habitual en Almuñécar (majuelo, mozuela), en alternancia con –ico (bonico, ratico) y con –illo. Este tiene a veces curiosas resonancias: cuchillillo.
Está muy extendido el uso del “haiga” por haya: Aunque haiga frío…
Es también entrañable el uso constante del posesivo “mi” delante de nombres propios de personas ligadas efectivamente al hablante: Ayer vino mi Antonio.
Utilizar el presente de subjuntivo por el pretérito perfecto simple de Indicativo también es corriente: Nosotros “compremos” las dos piezas.
Es difícil señalar qué palabras o qué usos son los más peculiares de Almuñécar y cuáles se comparten con otras zonas andaluzas. Trataremos de dar una muestra de las palabras más características:
- Palabras que no aparecen en el D.R.A.E.:
- ABERRÓN: atontado.
- AHELICO: niño de corta edad que inspira compasión, ternura o simpatía.
- AHOGAÍLLA: inmersión forzosa realizada por el gracioso de turno, broma.
- ALCAHUEY: cacahuete.
- APAÑAO: hacendoso, mañoso, bien parecido.
- APOLLARDAO: atontado, despistado, sin sentido de la lógica, que no se entera.
- ARPARGATA: alpargata, zapatilla de andar por casa.
- CALISTRO: eucalipto.
- CHAPÚ: trabajillo de poca importancia, mal hecho o excesiva tarea.
- CURUMBILLO: subirse a hombros encima de alguien con los pies colgando por delante del pecho del cargador.
- DESFARFOLLAR o DESFOLLATAR: se utiliza localmente para explicar la acción de quitar las envolturas de las panojas (panochas), maíz, mijo o panizo.
- ENCANIJAO: delgaducho.
- ENRITAO: cabreado. Intranquilo o ansioso.
- ESPERCOCHADO: limpio, quizás deformación de ESPERCUIDO.
- FOGOÑO: que tiene mucho calor.
- GOLER: oler.
- JOPÚO: paleto.
- LAILLAZO: pereza, quizás aumentativo de LADILLA, aunque no se utiliza con el sentido de esta palabra.
- MANCAJE: herramienta o que hace algo mal.
- NÚO: torpe, bruto, quizás deformación de NUDO.
- RECALCÓN: tropiezo.
- YUYU: ataque, mareo, desmayo, yuyo.
- ZARRAZO: mal olor.
- Palabras que sí aparecen en el D.R.A.E.:
- ALISTAR: acabar.
- BALATE: escalón o desnivel de un campo o terreno de cultivo.
- BICHUCHO: diminutivo DE BICHO, malo, travieso.
- BUITRÓN: buitre grande, el que manda.
- BULLA: premura de tiempo para hacer algo, prisa.
- CIPOTE: aparece como americanismo y tiene dos sentidos (sexo del hombre o imbécil).
- CORTIJERO: despectivo, lo dice la gente de la ciudad de los del campo.
- CHAVEA: muchacho.
- CHAVICO: deformación y diminutivo de OCHAVO, moneda de poco valor (diez céntimos), que en mayo se piden para las Cruces (‘chavicos’).
- EMPERCUCIDO: aparece como americanismo, sucio.
- ENNORTADO: despistado.
- ESCLARECIDO: limpio, no en sentido moral. Se refiere a objetos.
- GALBANAZO: aumentativo de GALBANA. Pereza.
- GOBERNAR: con el sentido de arreglar, preparar. “Ya he gobernado el piso de abajo”.
- MANÁ: multitud de cosas, conjunto de elementos, cúmulo de objetos y sobre todo de personas.
- MANDADO: tiene el sentido de objeto y no el carácter general del español modelo y se usa sobre todo en diminutivo: “Llevo tres ‘mandaíyos’ en la bolsa”.
- MARENGO: despectivo, pescador o marinero.
- NINFA: fuente de jardín.
- PELLA: persona torpe.
- PELOTAZO: un trago – largo (refresco + alcohol).
- RABUDO: paleto, ignorante.
- REBALAJE: orilla.
- SOMBRILLA: se le dice al paraguas, incluso cuando llueve.
- ZARANDILLO: se usa para designar a la baca de un automóvil.
- Frases:
Hay dos fórmulas de saludos sintéticos: ¡Hey! y ¿Qué? Esta última muy peculiar. Se pronuncia alargando mucho la e.
Otras frases son usuales fuera de Almuñécar: “Échame el teléfono” (por telefonéame). “Ven acá p’acá”. “No sé qué, no sé cuánto”. “Sube p’arriba” …
El mal uso del futuro imperfecto de indicativo del verbo “querer”: Ellos no “quedrán” venir, en lugar de “ellos no querrán venir”.
También es corriente contestar a una pregunta con otra pregunta: “¿Quién ha cogido el bolígrafo?” “¿Es que he sido yo?”.
Para expresar una duda sobre una norma o regla de juego, por ejemplo, está muy generalizada entre los niños la expresión: ¿“Se vale esto?”, en lugar de decir, “¿se puede hacer esto?”.
Otro uso curioso entre escolares es “copiarse” en un examen. Por ejemplo:
“Ayer, en el control de Sociales me copié de Raúl”. El reflexivo es, evidentemente, falso, pero tiene mucho gracejo.
Sustituir el pretérito imperfecto de subjuntivo del verbo haber por el de ser es bastante corriente: “Si yo lo fuera comprado…” (por hubiese).
Una anécdota al respecto es la de un padre que le dice a su hijo de corta edad: “Si fuéramos sabío que fuera estao la agüela, fuéramos ío antes y fuéramos pillao argo”.
- Palabras que se escuchan por toda la geografía española. Algunas, con harta frecuencia; otras, casi erradicadas:
Abaja, abuja, agüelo, alevantarse, aluego, amarrón, amoto, ansina (así), arradio, asandía, asín, caramales, comía (comida), cocreta o cocleta, cualo (cual), dientista, dispués, endispués, estijeras, furbo (fútbol), güevo, haiga (haya, de haber), inderción (inyección), juegar, medecinas, mondarina, más dispués (más tarde), nísporas (nísperos o níspolas), poblema, pretolio (petróleo), salcichón, trempano (temprano), vían (veían)…
Mi modesta exposición, aunque resulte novedosa y original, está desprovista de cualquier tipo de protagonismo. Solo ha prevalecido, quizás por ‘deformación profesional’, la sana intención de resaltar o entroncar algunos matices locales con los regionales o generales, de nuestro natural y jugoso castellano, amén de animar a que en cada localidad hispana se haga un estudio pormenorizado de sus ‘mudanzas’ y se saque a la luz ese acervo tan nuestro y esa apostura, que conduce al embelesamiento cuando se le conoce en profundidad.
Adivinanzas y acertijos, cancioneros, folclore, ‘localismos’, refraneros… constituyen un legado de tan vasta riqueza de conocimientos, que no podemos permitirnos el lujo de obviarlos o estudiarlos de pasada sin sacarle todo el jugo a nuestros sustanciosos ancestros.
Edmund Burke, padre del liberalismo conservador británico, lo describe a la perfección: “Pueblo que no mira atrás hacia sus antecesores, tampoco mirará a su posteridad”.
Juan de León Aznar… con los turrones navideños 2022’… ¡a la vista!
