Entregados, acertados en sus recomendaciones y dispuestos a explicar cada detalle de la carta y de los platos que vas a degustar para no perderte
¡Qué ganas teníamos de escribir esta reseña! Restaurante El Zarcillo siempre había estado ahí, ya tuvimos una primera toma de contacto cuando aún no existía este blog pero recientemente lo hemos vuelto a visitar. Ubicado en Las Explanadas de Motril, se postula como uno de los mejores restaurantes de la ciudad y no es para menos: su oferta gastronómica y la magia que guarda tras de sí seducen a todo amante de la cocina mediterránea y el sushi.
Aunque la terraza es ideal, aquel día el clima nos invitó a adentrarnos en su interior. Allí podrás elegir entre dos ambientes: mesas altas frente a la barra o un íntimo y elegante salón interior, del que salimos maravillados por su iluminación.

Llegamos con hambre. Mucha hambre. Nos lo debieron notar en la cara ya que el aperitivo no pudo ser más oportuno para nosotros: delicioso queso con almendras, acompañado de pan y aceite de oliva virgen extra picudo/carrasqueño de Malacasta by Serrano del Moral. Mientras lo degustábamos, íbamos estudiando su carta, recientemente modificada, y, por cierto, muy bien diferenciados aparte los platos sin gluten y platos veganos.

Entrando en materia, primero probamos la burrata Pugliese con tomate dulce, salmorejo de aguacate, hojitas de albahaca y piñones. Un plato fresco e intenso, en el que cada uno de sus ingredientes era protagonista por su delicioso sabor.

Continuamos el viaje con un tartar de quisquillas tratadas con su sal, aguacate y aceite de oliva virgen extra de lima, acompañado de unas finas y crujientes láminas de pan. Aquí tenemos que advertir que la receta original, según la carta, lleva mango en vez de aguacate, pero nos informaron de que, por no estar en temporada, se serviría con esta otra fruta tropical. Nos sorprendió el tamaño medio de la quisquilla y que no escatimaran en ella. Nos encantó y esperamos poder degustarlo con mango a partir de septiembre.

Aquí llega la joya de la corona y el motivo de nuestra vuelta a este lugar: doce piezas de sushi formado por dos osomaki de atún rojo y aguacate, cuatro maki de salmón y huevas, dos nigiris de anguila y puerro, dos nigiris de ventresca de atún y dos gunkan con tartar de vaca. Una auténtica fantasía en el paladar. Una revolución de sabores con altas concentraciones de umami (quinto sabor junto con el dulce, salado, amargo y ácido; vocablo procedente de Japón que viene a reflejar aquellos sabores que nos hacen salivar por ser tan intensos y que perduran en la boca).
Antes de bajar el telón de esta superproducción gastronómica, aunque ya nos conocéis fieles a la tarta de queso, decidimos arriesgar: tarta de maracuyá con helado de coco, frambuesas y merengue seco de lima. Una original combinación de texturas y sabores acorde a la calidad del resto de la carta. Merece la pena aventurarse.

Por último, es de agradecidos señalar el trato inmejorable de cada uno de los profesionales que forman parte de este equipo. Entregados, acertados en sus recomendaciones y dispuestos a explicar cada detalle de la carta y de los platos que vas a degustar para no perderte nada. Ah, y reparten a domicilio. ¡Hasta la próxima!
