Este mesón se ha convertido en un punto de encuentro para los sexitanos y un descubrimiento para turistas y visitantes que lo encuentran a su paso por el casco antiguo
Si le pides a un sexitano que cierre los ojos y te diga uno de los clásicos de su tierra, no cabe duda de que Mesón Emiliano estará en esa lista. ¡Ojo! Si lo confundes con el Restaurante Emiliano no te preocupes, pues pertenecen a la misma familia y se trata también de una excelente opción que se encuentra en el paseo marítimo de Almuñécar.
No obstante, en esta ocasión hemos visitado el mesón ubicado a escasos metros de la Parroquia de la Encarnación, en pleno centro histórico de Almuñécar. Es de esos sitios con solera; un local con patio interior y mesas altas en una terraza escondida entre los callejones de fachadas blancas decoradas con flores.
Su carta es sencilla y no necesita adornos para destacar. Auténticos platos mediterráneos con especialidad en carnes a la brasa, pescado y arroces. ¿Algo mejor que la cocina casera? Poco más se necesita para querer volver. Imagina que ahora añades la amabilidad y profesionalidad de un equipo humano dispuesto a hacerte sentir como en casa. Tal cual.
Cuando pides la bebida y te traen su correspondiente tapa, ya te percatas de que se trata de un local con una cocina excepcional. ¿Habéis notado cuando os sirven la tapa “por poner algo”? Pues aquí no es así. Probamos arroz y costillas. Estaban espectaculares y especialmente sabrosas, desde ese aperitivo apreciamos el cariño que ponen en cada plato.

A la hora de pedir quisimos ser prácticos, así que optamos por un plato de pescado y otro de carne. En primer lugar, la brocheta de rosada con langostinos y salsa voronoff. Una ración abundante llena de sabor y original como nunca antes lo habíamos probado. Y en segundo lugar, el secreto con salsa de frutas del bosque. Si lo anterior nos pareció abundante, las dimensiones de este plato eran realmente considerables y con la carne muy tierna, en su punto perfecto. Además, nos ofrecieron acompañarlo de un suculento plato de patatas, las cuales estaban realmente buenas y muy alejadas de las congeladas que se suelen servir en otros locales.

En resumidas cuentas, si algo tenemos que destacar es la gran relación calidad-precio y el servicio de diez gracias a todo su equipo. Nos ha contado un pajarito que el cachopo es una de sus especialidades. ¡Prometemos volver para probarlo! Por cierto, imprescindible reservar o llegar pronto.

