#CómeteLaCosta | Flores en el estómago y el paraíso en las papilas: Los Geráneos


El Restaurante Los Geráneos de Almuñécar combina tradición y vanguardia, convirtiéndolo en una parada obligada para los paladares más exquisitos que se dejan caer por el casco antiguo de la localidad

Lo confesamos, hemos vuelto a pecar. Aunque nuestro estómago 100% granadino nos pide tapas por regla general, a veces hacemos oídos sordos para devorar comandas y pedir platos algo más elaborados, con permiso de las tapas gourmet.

El casco antiguo de Almuñécar, perla turística de la Costa Tropical, está salpicado por increíbles mesones, bares escondidos y restaurantes de alta calidad, de ambiente recogido y cocina elaborada. Se trata de una zona que une la historia y la gastronomía sexitana en un conjunto de calles estrechas y empedradas.

Hablemos de sensaciones. En nuestro recorrido, acabamos desembocando en la Plaza de la Rosa, un enclave realmente bello del callejero. La vista se queda clavada en la fachada del Restaurante Los Geráneos por su acertada ornamentación y colorido. Una amplia terraza y un enorme portón nos dan la bienvenida.

En nuestra aventura gastronómica, a la que acudimos recomendados por amigos y familiares, nos llama la atención el exquisito trato del personal desde que asomas por la plaza con intención de comer. El equipo te guiará en tu experiencia para acertar con la elección. ¡Y sucedió la magia! Nos decantamos por los filetes malagueños de solomillo de cerdo, una delicia acompañada de verdura y patatas de guarnición y que desearás que no se termine nunca. Un consejo en este viaje: pide unas rodajas de pan para la salsa de vino dulce de Málaga, almendras y uvas pasas. Nos lo agradecerás.

El plato fuerte tiene nombre propio: pata de pulpo sobre crema de boniato y coco con un toque picante. Más que picante, toque celestial. Se trata de una enorme pieza cocinada a fuego lento y aderezada con criterio. Una mezcla de sabores que convertirán tus papilas gustativas en un concierto de Il Divo.

Es necesario recordar que cada plato sale en el momento perfecto. Los camareros controlan el tempo para evitar comandas tempranas y tardías, algo que se agradece si quieres, como nosotros, recrearte en esa obra de arte. Cabe destacar el ambiente del interior: tranquilo, acogedor y silencioso. Un escenario perfecto para centrarnos en lo importante.

Terminamos la velada gastronómica con una tarta de queso con frutos rojos al tiempo que recordábamos el sabor de la pata de pulpo. Bromas aparte, los postres merecen un apartado especial. Caseros y bien elaborados, se convierten en el broche perfecto a un restaurante que ha sido meritorio de un solete este año, un distintivo que la mismísima Guía Repsol ha otorgado a Los Geráneos. Entendemos perfectamente el por qué.


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