Nos adentramos en el centro gastronómico de La Herradura, en un lugar en el que la conversación, la calidez y la atmósfera acogedora son una oferta más de la carta
¿De verdad crees que no echamos de menos el sol hasta las diez de la noche y el olor a aftersun en el paseo marítimo? ¡Pues claro! Pero el invierno te brinda la opción, sobre todo en La Herradura, de saborear sin prisas sus tabernas y restaurantes. A fuego lento, bien abrigaditos y sin miedo a no encontrar aparcamiento. Algo bueno tiene que tener el frío, ¿no? Vístete, que nos vamos a La Bota 90 Vinoteca, sito en la calle Eucaliptos.

Antes de entrar en materia debemos confesar que, a pesar de que ya habíamos bicheado sus redes sociales, no lo ubicábamos en el mapa de La Herradura. Tales eran las circunstancias cuando, una noche inesperada atravesando la Plaza de la Independencia, nos topamos con él casi por casualidad, como ocurren las mejores cosas…

En su terraza semicubierta, aquel sábado noche tan solo se escuchaba el susurro de algunas mesas de extranjeros, porque ellos hablan a ese volumen, iluminados por la tenue luz que salía del local y por la llama de los calentadores. ¡Benditos calentadores en los lugares de costa! Amablemente, nos acomodó el camarero que, bien atento y educado, nos ofreció unos aperitivos realmente deliciosos. Ya sabemos que, cuando el local tiene aparencia gourmet y el servicio te trata como tal, mimándote y asesorándote… las tapas también serán dignas de un paladar exquisito.
Embriagados por la palabra vinoteca, las velas y el sabor del acompañamiento de la bebida, pasamos a pedir la carta: breve pero con fundamento. Suele ocurrir que cuando un restaurante recorta su menú es porque lo que te ofrece lo clava en todos los aspectos. Y adivinad, eso fue lo que pasó: pequeños bocados auténticos y diferentes para quienes saben apreciar la calidad.

Tras las tapas de jamón asado y surtido de embutidos de la mejor calidad, no podíamos dejar pasar la oportunidad de saborear algo más elaborado. Optamos por algo tan distinto como las gyozas con salsa agridulce y de soja, el foie de pato con mermelada y la tabla de quesos Payoyos acompañada de uvas y miel de La Herradura. Insuperable. Sencillamente delicioso. Hoy nos sentimos realmente culpables de no haber maridado tales manjares con vino, más aún visitando una vinoteca, pero ya nos vais conociendo, somos fieles a la cerveza bien fría.

Cabe destacar, tras espiar las opiniones del lugar, que La Bota 90 destaca por su carta de vinos, además de por sus raciones bien pensadas y construidas. Un rincón de alta calidad que no pasa desapercibido en La Herradura y que volveremos a disfrutar más pronto que tarde, esta vez sin cámara y taquígrafo, pues se nos quedó algo pendiente no solo con sus vinos, sino también con otros productos de la carta, como el bao-bota, el crujiente de langostinos o el carpaccio de ternera.
