#CómeteLaCosta | Cuando el tamaño compite con la calidad: Mesón la Cabaña


La Cabaña se encuentra en la Avenida Europa y cuenta con un local interior y una amplia terraza junto a una de las entradas del Parque El Majuelo

Ya, lo suponíamos, no te hemos descubierto nada nuevo. Estamos seguros de que conoces el buque insignia de la tapa en Almuñécar: Bar La Cabaña. Pero por si acaso nos está leyendo un vecino despistado o un forastero, o simplemente eres foodie, es decir, aficionado o con interés en la comida y bebida, te invitamos a que sigas estas líneas. Spoiler: siempre está lleno (por algo será).

La Cabaña se encuentra en la Avenida Europa y cuenta con un local interior y una amplia terraza junto a una de las entradas del Parque El Majuelo. Eso sí, no te confíes: en tus manos está ser de los primeros en llegar y coger mesa o llegar más tarde y esperar a que alguna se quede libre. Lo bueno es que la rotación de mesas suele ser alta, por lo que no tardarás demasiado en encontrar alguna.

Nosotros, como fieles amantes del arte del tapeo, partimos de dos premisas: la primera es que, afortunadamente, comer en nuestra provincia no tiene por qué suponer un gran desembolso económico; la segunda, ir de tapas no es igual a comer mal o de mala calidad. La cabaña las cumple y por eso nos gusta tanto. Su amplia variedad de tapas (en serio, muy amplia) está escrita sobre una pared de pizarra donde además suelen indicar también la tapa del día que va variando. Y un aviso: no se cambian ingredientes.

Si tuviéramos que describir este bar con pocas palabras sería algo así: comer bien y muy barato es posible. Vamos, que con dos tapas estás comido, con tres puede que le estés pidiendo un pequeño esfuerzo a tu estomágo y si pides una cuarta, o bien es gula, o bien estás tan a gusto que no te quieres ir (nos ha pasado). Pero tranquilo que si simplemente vienes con mucha hambre, también puedes pedir raciones.

Al grano. Vamos a contarte qué opinamos de las distintas tapas que hemos probado.

Empezamos por nuestra favorita, plato alpujarreño: huevo frito, patatas a lo pobre con pimientos, morcilla y una rodaja de pan para mojar. Poco más se puede decir. No conozco, ni quiero conocer a alguien a quien no le guste. A partir de aquí, el orden es aleatorio. Por ejemplo, podemos seguir por el kebab de pollo. Evidentemente, tiene más de flauta que de un auténtico kebab tal y como los conocemos, pero su relleno y la salsa que lo acompaña está muy rica. Continuamos con la rosca de serrano, queso y tomate. Confirmamos que a veces lo más sencillo, es lo más bueno: el pan calentito, el queso derretido, el chorreón de aceite y oregano junto al jamón. No necesitamos más, de nuestras favoritas también.

En tercer lugar, los calamares fritos. Bastante aceptables y nada aceitosos, pero no esperes un plato similar a una ración. Otra tapa que llamó nuestra atención fue la de mini flamenquín. Hasta que no llegó el plato no fuimos conscientes de la importancia de la palabra mini, y es que por su tamaño parecían más bien croquetas. Eso sí, riquísimas en sabor. Ideales estas dos últimas tapas cuando quieres picar, pero ya te encuentras algo lleno.

Por último y para terminar, hemos dejado las que nosotros llamamos “tapas quita-hambre”. Son la hamburguesa completa y el bocadillo de lomo con mayonesa. No nos malinterpretéis, están ricas, especialmente su interior, pero consideramos que viene con un exceso de pan que en ocasiones se desperdicia. 


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